Una de las más interesantes representaciones en pintura y en escultura es la manera de representar a Judas momentos antes de que se produzca el Prendimiento de Jesucristo, el momento en que los apóstoles se encuentran celebrando La Última Cena.
Se suele representar el momento en que Jesucristo comunica a los apóstoles que uno de ellos le van a entregar por eso muchos de ellos están mirando a los otros o se señalan a si mismos para preguntarse si son ellos los que van a hacerlo, todos con una cara de sorpresa bastante grande. Todos menos uno que vemos que se encuentra mirando al espectador, con una mirada un tanto sospechosa y que podemos identificar con Judas Iscariote.
Aunque es difícil identificar a todos los apóstoles ya que algunos no llevan ningún símbolo, en el caso de Juan o de Judas es más fácil, quizás también en el de Pedro que suele ser el más anciano del grupo. Juan no tiene barba y aparece con la cabeza apoyada en el hombro del maestro tal como describe en el evangelio. Por su parte Judas, que es a quien dedicamos este post, suele aparecer con una bolsa de monedas en sus manos y hace intención de levantarse porque se marcha para comunicarle a los miembros de la sinagoga donde pueden encontrar a Jesús que se dirige a rezar a Getsemani. Así es como lo apreciamos en la pintura, con sus 30 monedas de plata metidas en una bolsa y mirando sospechosamente al espectador.
Esta pintura de finales del siglo XVI se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y es obra del pintor Alonso Sánchez