sábado, 7 de septiembre de 2019

El escándalo de la Olimpia de Manet

Seguro que cuando Edouard Manet presentó esta obra el autor era consciente de que iba a causar cierto revuelo entre el público y los entendidos que pudieran observarla. En principio iba a mostrarse en el Salón de los Rechazados en 1863 pero no fue hasta 1865 cuando se expuso en el Salón de París, recibiendo un montón de críticas por cada uno de los personajes que aparecían en el cuadro.


El problema no se encuentra en la posición central de la mujer, ni tampoco en que sea el cuerpo de una mujer desnuda. Tenemos otros ejemplos similares de representaciones de mujeres desnudas en posiciones muy similares. De hecho este cuadro está claramente inspirado en una obra de Tiziano pintado en 1538 y que lleva por título La Venus de Urbino. Pero otros artistas habían representado temas similares, como por ejemplo Velázquez cuando representa la Venus del Espejo o Goya con su Maja Desnuda, algo similar sucede con La Gran Odalisca, representada por Ingrés en la fecha cercana de 1814. 
Lo que ocurre es que Manet está tratando de romper con el Neoclasicismo en la representación de los temas y personajes que aparecen en sus obras. Se aleja de la idealización tal como se había hecho hasta el momento y como estaba de moda en la estética de la segunda mitad del siglo XIX. Para ello representa a una prostituta, una mujer de la calle, alguien que podríamos encontrar en la esquina de la calle y la coloca como modelo principal de su cuadro. El cuerpo de esta mujer no representa el ideal de belleza porque podría ser de cualquier mujer y ahí reside el escándalo, en la ruptura con los planteamientos estéticos de la época. 


Algo parecido le sucedió a Caravaggio cuando para representar La Dormición de la Virgen pintó a una prostituta que se había ahogado en el río, no ahorrando detalles como el vientre hinchado por causa de la falta de oxigeno. Pero el momento y las circunstancias eran distintos. Y también los pintores. 
Algo parecido sucede con El Almuerzo en la Hierba, realizada en la misma fecha por el mismo autor. Una mujer cualquiera aparece desnuda junto a dos hombres que parecen descansar sentados, ella mirando de manera provocadora al espectador, buscando una reacción. Su cuerpo, como en el caso anterior no se encuentra idealizado, sino que puede pertenecer a una mujer que pasaba por allí y que desnuda se sentó junto a los otros personajes.
Los comienzos del impresionismo tratan de romper con las normas clásicas, sobre todo en los temas a representar que dejan de tener la trascendencia que tenían para centrarse en escenas mucho más realistas sin rehuir temas menores, como el paisaje o el bodegón. 
Se tata de romper con el pasado, así lo expresaba Ortega y Gasset cuando habla de la ideología de la ruptura, la "ruptura con todo el pasado del arte, acaso es la única nota clara del arte actual, la voluntad de no ser pasado". Hablaba sobre ello en el año 1926.
La llegada de la modernidad supone lo que Baudelaire llamaba "la mitad del arte frente a la otra mitad que representaba lo eterno e inmutable", así lo escribe en El Pintor y la Vida Moderna