Zurbarán es
uno de los mejores pintores del panorama español, es muy conocido por sus
naturalezas muertas, sus bodegones son algunos de los mejores ejemplos del arte
barroco, por su maestría y buen hacer en la calidad de los objetos
representados.
Pero nos
gustaría llamar la atención sobre un aspecto del pintor que siempre nos ha
llamado la atención. Se trata de los problemas que tiene el artistas cuando
representa seres vivos que necesitan estar en movimiento o figuras en
profundidad.
Es decir si
los objetos no se mueven no hay problema para representarlos, Zurbarán es un
maestro, pero si existe movimiento comienzan las dificultades para el artista.
El cuadro
que podemos ver en la fotografía, que representa a Fray Gonzalo de Illescas es
un claro ejemplo de lo que estamos diciendo. Zurbarán es un maestro a la hora
de representar todos y cada uno de los objetos que aparecen representados
encima de la mesa, casi con una calidad fotográfica digna de las primeras obras
sevillanas de Diego Velázquez, de quien es coetáneo. Igual ocurre con el telón
rojo que adorna la parte superior derecha, realizado con gran maestría y
dominio de los plegados y sombras.
Pero el
cuadro se complica al tener que abrir una ventana para representar una escena
de la vida de este fraile, allí podemos apreciar una clara desproporción no
solo en los personajes que aparecen (demasiado pequeños para la imagen que
aparece en primer plano) sino también enn los edificios que se muestran que no
combinan en tamaño con la imagen del fraile sorprendido en su mesa de trabajo,
dando la impresión de que esa transición entre el primer plano y el fondo del
cuadro debería haber sido llenado con una calle o un paisaje. Es algo que le
ocurre en varias obras, donde a veces incluso evita abrir una ventana o abrir
una línea de paisaje por sus dificultades a la hora de representar las
distintas proporciones de personajes u objetos.