La movida madrileña es conocida en la actualidad como un fenómeno contra cultural que surgió en España a finales de los 70 y principios de los ochenta en el cual se reclamaba una libertad que había estado oscurecida por una larga dictadura cercana a los cuarenta años de duración.
Guillermo Perez Villalta. Personajes a la salida de un concierto de rock. |
Pero en realidad lo que conocemos como la movida esta cargado de irreverencia y protesta contestaria ante una sociedad excesivamente conservadora a la cual se le había ocultado los avances sociales de los países occidentales a base de miedo y coacción (en muchos casos) manteniendo un mínimo de recursos básicos para familias que antes no disponían ni siquiera de ellos.
Una irreverencia ligada a la estética punk, donde los límites no existían, donde el bien comercial se convertía en el narcótico del pueblo y donde el "hazlo tu mismo" cobraba un papel protagonista en muchas de sus representaciones (me viene a la mente como Tino Casal realizaba su propia ropa con restos recogidos en tiendas de segunda mano o como o Fabio Macnamara gustaba de provocar con sus trajes reciclados cercanos a una estética de Drag Queen o bien las "costus", apodo de las costureras, de nombre Enrique y Juan tenían un taller donde fabricaban y diseñaban todo tipo de ropa irreverente para los principales actores de la movida, también pintaban).
El pensador francés Henri Lefrevre decía que lo que ayer es criticado hoy se convierte en un bien de consumo cultural por obra y gracia del mundo capitalista, transformando en un bien de consumo aquello que debería dar un significado y tener una dirección. Quizás son palabras que podían aplicarse a la estética de la movida, transformada en un objeto de consumo y convertidos algunos de sus artífices en ídolos de diferentes campos como la musica con Alaska a la cabeza (de icono punk pasó a ser icono pop y su rebeldía atenuada por su permanente exposición incluso en medios que jamás habríamos pensado), el cine con Almodovar, o la pintura de Guillermo Pérez Villalta, que se ha convertido en muchos casos en una referencia de iconos pop.
Pejac. Vanda-Ism |
Es decir la movida se ha mercantilizado, el espíritu rebelde ha sido fagocitado por el mercado que ha convertido a sus protagonistas en héroes y frente a las ideas solo existe un espíritu comercial dispuesto a explotar esa actitud contracultural (cultura al fin y al cabo) que tanto se echa de menos en la actualidad.
Mucho mas cerca que la movida tenemos el movimiento 15M, para nosotros muy próximo en el tiempo y del que todavía no se puede hacer una lectura histórica, aunque podemos ver algunas de sus consecuencias políticas principalmente con la irrupción de nuevos partidos que (se supone) representan nuevas ideas de regeneración en una clase política que ha convertido la corrupción en seña de identidad de lo que debería ser el servicio público.
Muchos de los planteamientos del 15M los encontramos en el libro escrito por Stephane Hessel, que lleva por título "Indignados", allí llamaba de forma simple a mirar alrededor para encontrar los temas que justifiquen nuestra indignación, realizando una "insurrección pacífica contra los medios de comunicación que no proponen mas que el consumismo de masas, el desprecio a los débiles, el desden por la cultura y la amnesia generalizada en una competición de todos contra todos". Se trata pues del fracaso de la sociedad contemporánea y del incumplimiento de las promesas que nos habían sido hechas desde que tenemos uso de razón, pero que se han visto truncadas con el paso del tiempo, quedando reducidas solo a bonitas frases.
El movimiento 15M era un movimiento revolucionario, que atacaba la actitud de "indiferencia" (en el sentido expresado por Hessel) y también de un "pacifismo cargado de esperanza" sobre una sociedad en la cual sea posible un reparto más equitativo y justo de los recursos existentes.
Eugenio Merino. V de verdugos. 2013 |
Habrá que dar un tiempo a la historia para ver como juzga este movimiento, quizás a la altura de las revueltas universitarias de mayo del 68 en Francia, pero debemos esperar que no se convierta en pasto capitalista explotado por un mercado que lo transforme en icono pop con la única intención de generar beneficios para la industria.
Se echa de menos una actitud más contestataria en los artistas españoles del momento, una identificación con los postulados del 15M, una rebeldía mayor en las obras, algo que quizás enlace con las ideas situacionistas donde el arte es superado para estar al servicio de la revolución, planteando temas que fomenten el debate público acerca de la desigualdad y la injusticia con la que el sistema trata a sus verdaderos protagonistas. Mas artistas en la línea de Eugenio Merino como se puede apreciar en su obra "V de verdugos" donde se mezcla la actitud rebelde con el estereotipo de artista marca representado por Damien Hirst por citar simplemente un ejemplo (estoy seguro que existen más que indudablemente desconozco). Pero no aprecio un ambiente artístico favorable a esa reflexión mezclada por la necesaria protesta unida a la posmodernidad figurativa.
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