Eduardo Arroyo es uno de los pintores más importantes que ha dado el arte español en la segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI. Frente a la moda imperante en España dominada principalmente por el informalismo que tiene su desarrollo en la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, Arroyo, siempre remando en contra, se decanta por la pintura figurativa para expresar mejor sus ideas y críticas contra la sociedad española de la eṕoca.
Mientras esos pintores informalistas se les acusó en varias ocasiones de colaborar con el régimen de Franco e incluso aprovechar la estructura del régimen, que les permitía ciertas licencias, para su promoción interior y exterior, apoyándose mutuamente para conseguir esos objetivos de promoción, la figura de Eduardo Arroyo representa todo lo contrario. Debemos señalar que gran parte de su vida la pasó exiliado en Francia, donde huye de la presión franquista, contra el que estaba abiertamente en contra.
En una pequeña biografía de Eduardo Arroyo podríamos decir que nació en Madrid, estudió peridismo y practicó la caricatura antes de decantarse definitivamente por la pintura a partir del año 1957, cuando se traslada a París asfixiado por la presión del régimen franquista.
Fue muy crítico, pero no solo contra la dictadura de Franco sino con cualquier tipo de dictadura, por ejemplo dedicó una obra titulada Los Cuatro Dictadores dedicada a Hitler, Mussolini, Franco y el portugués Salazar, un trabajo del año 1963 que no gustó nada en España que realizó una protesta formal a Francia.
Podemos decir que la pintura de Eduardo Arroyo se encuentra mas cerca del pop art que de cualquier otro estilo, aunque también observamos en su trabajo una fuerte influencia del surrealismo. Se trata en ocasiones de figuras y objetos típicos, fáciles de asociar con España, nos referimos a botellas de vino fino, bailarinas de flamenco, personajes históricos, todos ellos representados desde una vertiente bastante crítica con la sociedad y el momento político que en ese momento se está viviendo en España. Los colores de sus obras serán bastante vivos y llamativos, muy cercanos a la misma idea de obras del arte pop norteamericano e inglés.
Resulta curioso que Eduardo Arroyo siempre ha defendido el papel del mercado del arte como el símbolo más importante para el reconocimiento del artista, frente a la presencia del Museo y la promoción museística en muchos casos patrocinada con dinero público. Es cierto que es la venta de obra la que sostiene al artista, pero el sistema del arte está integrado por diferentes agentes, dentro del cual el Museo cumple un papel esencial como sancionador de la obra de arte y promotor de la misma por su capacidad para llegar al gran público. Indudablemente como ya sabemos el Museo no se dedica a la venta de obras de arte, sino que se integra como un elemento más, tan importante como pueda ser la Galería, la subasta o la crítica de arte.