Esta palabra se relaciona en primer lugar con una región de la antigua Grecia, aunque con el paso del tiempo se ha llegado a idealizar y convertirse en un lugar imaginario utilizado por diferentes artistas y poetas, sobre todo durante el renacimiento y la época romántica.
La característica de la Arcadia es un lugar donde la armonía y la felicidad se dan la mano. Es un lugar sin problemas ni enfrentamientos, donde reina la paz por encima de cualquier otro argumento. Alejado pues de todo aquello que tiene que ver con el poder y las ansias de unos y otros por tener bajo su dominio a los demás, algo por otra parte inherente al ser humano como ya sabemos.
Quizás por ello para representar esta armonía, el sitio esta lleno de pastores que pasean a sus ganados, hablan entre ellos y se mantienen en constante contacto con la naturaleza. Se trata de una visión parecida a la que se escribió sobre los indios americanos a la llegada de los españoles a finales del siglo XV. Allí se escribía sobre unos seres humanos en armonía con la naturaleza, amables, confiados, virtuosos y con un punto de ingenuidad. Ello contrastaba con la visión de los conquistadores preocupados solo por su codicia y el fanatismo que representaban algunas de sus ideas.
Se trata pues de una utopía, recuperada como decimos en diferentes épocas por la literatura y la pintura. Decimos una utopía porque parece imposible. El enfrentamiento y la imposición es algo apegado al ser humano y la sensación de dominio sobre los demás o sobre diferentes territorios o parcelas de poder, aunque sean pequeñas, marcan el desarrollo histórico de nuestra sociedad. Esta ausencia del mal ha llevado a identificar el lugar con el paraíso para algunos escritores.
En el arte es habitual contemplar escenas en las cuales aparecen ninfas y pastores en bellos paisajes adornados con ovejas u otro tipo de ganado y diferentes clases de árboles. En ocasiones se aprecia la celebración de una fiesta.
Se trata de la visión de un mundo natural que no ha sido corrompido todavía por la civilización.
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