domingo, 23 de julio de 2017

Lluvia vapor y velocidad de William Turner

La obra que hoy nos ocupa se considera una de las mejores realizadas por este pintor al cual consideramos dentro de la corriente de la pintura romántica. Para situar la obra diremos que está realizada a mediados del siglo XIX, concretamente fue expuesta por primera vez en el año 1844.


Hay algo que debemos destacar sobre este trabajo y es que da impresión de que Turner se adelanta a otros pintores en lo que tiene que ver con la liberación del artista y la representación de la realidad. Recordemos que muchos artistas dependían de los encargos que se les hacían, en muchos casos coartando la libertad creativa de los mismos al tener que realizar retratos, paisajes o temas religiosos requeridos por diferente señores.
Pero esta obra parece marcar el comienzo de la modernidad, la belleza se sustituye por otro tipo de discurso que tiende a tener un mensaje que transmitir. En este caso da impresión de que la naturaleza ha sido sustituida por la incipiente llegada del tren y todo lo que ellos significa, una revolución en las comunicaciones al poder realizar un transporte por tierra mucho más rápido tanto de pasajeros como de mercancías. 
Al mismo tiempo que se produce esta revolución mucha gente está pasando del campo a la ciudad para trabajar en una industria que les ofrece nuevas oportunidades para su vida. El paisaje natural que muchas veces se había representado pasa a ser una cosa completamente diferente, al ofrecernos un paisaje urbano donde la niebla, el humo impiden una completa visión del mismo. Con esta obra se pierde el carácter primitivo y el objetivo de la pintura en el sentido de transmitir la belleza.
Turner además aparece como un precedente del impresionismo, en una doble vertiente. En primer lugar por lo que significa la liberación del artista para representar aquello que le apetece hacer. En segundo lugar por representar el paisaje y los diferentes efectos de luz sobre el mismo, niebla o humo de la locomotora incluidos.
Esta llamada a la modernidad también estará presente en una de las primeras obras impresionistas de Claude Monet ya que representa la Estación de Saint-Lazare en su obra realizada en el año 1877, así que se abandona el paisaje tradicional para ser sustituido por otro donde la presencia de la máquina adquiere total importancia.
La obra no deja de tener también un cierto aire abstracto que pudo inspirar a otros artistas de principios del siglo XX para representar una realidad alternativa, donde en muchos casos el espectador es partícipe de lo que está contemplando al tener que interpretar un trabajo. La obra de Turner sugiere aquello que no podemos ver y nos ofrece una visión más moderna de lo que sería el paisaje de una ciudad con una locomotora en movimiento, algo como sabemos muy difícil de representar en pintura que obsesionó al movimiento futurista en la segunda década del siglo XX.


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