Una de las cosas que hacen más interesante a un pintor o a un artista en general es aquello que puede aportar a la historia del arte, hablamos de la originalidad a la hora de componer su trabajo, todo aquello que lo hace reconocible y diferente. Se trata de que nada más ver la obra podamos asociarla con un autor concreto. Todas estas reflexiones se juntan en la figura de Seurat, creador del puntillismo y uno de los artistas más destacados del siglo XIX.
Seurat nació en el seno de una familia humilde pero con capacidad para que él pudiera dedicarse a sus estudios de dibujo y pintura. Es una pena porque no tuvo suficiente tiempo para desarrollar su trabajo y sus teorías. Falleció siendo una persona muy joven, con tan solo 32 años, dejando un gran vacío en sus investigaciones sobre el color y la forma de aplicarlo sobre el lienzo.
A Seurat se le considera el padre del puntillismo, sus primeras obras no tuvieron éxito en los circuitos oficiales y tuvo que exponer en un salón dedicado a artistas independientes.
Ciencia y pintura se unen en su obra. Seurat pensaba que se podía usar la pintura igual que un compositor dirigía una orquesta y que la distancia y disposición del color podía crear una sinfonía de emociones que se veían reflejadas en la obra. La percepción y las leyes ópticas también eran un elemento importante para él, la disposición de diferentes colores y como estos interactúan entre si una vez que nuestra vista se aleja de la obra están estudiados al milímetro para poder crear el efecto deseado.
Los sentimientos por tanto se pueden excitar a través de la pintura, por ejemplo la emoción y la alegría se consiguen con tonalidades luminosas, colores cálidos y la tendencia de que las líneas apunten hacia lo alto. La calma se consigue mostrando un equilibrio de tonalidades claras y tonalidades oscuras también por la utilización de líneas horizontales. Por último la tristeza se obtendría al utilizar colores oscuros y líneas que tienden a colocarse hacia abajo.
Se trata pues de un artista que no se queda solo en la creación de obras sino en la investigación para conseguir que sus trabajos se acerquen poco a poco a las teorías en las que estaba trabajando. De hecho, con su temprano fallecimiento, sus teorías quedaron huérfanas ya que no hay ningún artista que continúe con sus investigaciones, aunque algunos tratan de imitar su trabajo y continuar pintando en estilo puntillista.
Trabajar el puntillismo con niños puede ser una buena manera de orientar su creatividad. Tan solo necesitamos una plantilla con un dibujo que los niños pueden tratar de rellenar de color o colores creando puntos de distintos tamaños y con diferentes tonalidades, intentando aplicar las teorías de alegría, calma o tristeza que hemos expuesto para las obras de Seurat.
No encontramos ni el caballete ni el dibujo
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