Lo primero que debemos hacer es situarnos en la época en la que el edificio se construye, estamos en el año 842-850 cuando el rey Ramiro I decide realizar el edificio que tendría una doble función, por un lado el de iglesia y por otro lado el de residencia real, esta segunda se impone a la primera.
De todas maneras estamos ante uno de los mejores ejemplos que reúne todas las características de la arquitectura asturiana y que vamos a pasar a describir en las siguientes líneas.
La planta del edificio es rectangular, se alza sobre un zócalo y cuenta con dos pisos, cada uno de los pisos se divide en tres estancias, las estancias centrales mantienen la planta longitudinal. Las estancias laterales del piso inferior no tienen bóveda ni tampoco comunicación con la estancia central, para acceder a ellas hay que hacerlo desde el exterior.
La parte central inferior se cubre con bóveda de medio cañón que cuenta con arcos fajones para su refuerzo, estos fajones arrancan en un zócalo a corta distancia del suelo al que antecede un segundo zócalo.
La primera planta sería la planta noble del edificio, se encuentra completamente abovedada, para acceder a ella contamos con una escalera exterior, una doble rampa que se se junta en un rellano común desde el que podemos acceder a la zona central.
Esta sala central comunica con las dos salas laterales, que en realidad son miradores abiertos al paisaje, la comunicación se hace por pequeñas puertas. La sala central está cubierta con bóveda de medio cañón con arcos perpiaños decrecientes hacia los extremos. Los muros están recorridos por arcos ciegos que descansan en columnas cuyo fuste tiene decoración de soga, muy típica del arte asturiano y capiteles triangulares con motivos de cuerda.
Los miradores se comunican con el centro por medio de tres vanos adintelados bajo arcos de medio punto donde el central es algo mayor que los laterales, encima del arco central hay una ventana. Al exterior también triple arco de medio punto, mayor el central, y encima una ventana tripartita con arcos de medio punto muy peraltados y decorados con rosca.
Al exterior los muros laterales están llenos de contrafuertes.
Como podemos observar en esta época tenían un dominio completo del uso de todo tipo de arcos y bóvedas, así como una profusa decoración. En caso de que os quede cualquier duda de toda la terminología que acabaos de usar, podéis dejar un comentario y si está en nuestra mano resolverlo, lo haremos.
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