La arquitectura romana es una continua fuente de inspiración a lo largo de la historia del arte. A veces sorprende como estos artífices podían tener unos completos estudios de ingeniería en unas fechas en las que los demás pueblos se encontraban en la ignominia. Pero junto a un sangriento despliegue militar por el mundo, se desarrolló un poderoso avance cultural que abarcaba todo tipo de artes, entre ellas la arquitectura.
El Coliseo de Roma es el anfiteatro de la ciudad, recibe su nombre por una estatua de un coloso que se encontraba cerca del edificio. El que conservamos en la actualidad fue realizado en el siglo I d.c. durante la época imperial. Antes existieron otros pero no se han conservado o han sido destruidos.
Era el lugar destinado para realizar los espectáculos, en muchos casos sangrientos, que tenían lugar en la ciudad de Roma. Fue utilizado en muchas ocasiones como elemento de distracción del pueblo para que no pensaran en cuestiones políticas o militares que tenían lugar en el seno de la ciudad de Roma. Panem et circense es una frase que se ha utilizado para hablar sobre esa distracción ya que regularmente se repartía pan entre los que acudían a ver los espectáculos.
Luchas de gladiadores, luchas entre hombre y animal o entre diferentes animales, carreras de cuádrigas son algunos de los eventos que podían contemplarse en el lugar. Por debajo de la arena se situaba una estructura de madera debajo de la cual había gran cantidad de túneles y celdas donde se situaban los gladiadores y los animales que podían salir al exterior a través de rampas o siendo elevados con otras estructuras de madera, un efecto de sorpresa que cautivaba al público asistente.
El edificio tenía capacidad para albergar a 50.000 personas, quizás una cifra que no dice mucho en la actualidad, pero que se trata de un número descomunal de personas hace dos mil años. Las gradas estaban preparadas para albergar a las diferentes clases sociales, situándose la parte dirigente lo más cerca posible de la arena y los menos afortunados en la parte superior del edificio, los precios eran más baratos cuanto más alto y lejano te encontrabas de la arena.
Durante la Edad Media dejó de utilizarse y muchas de sus piedras se cogieron para formar parte de otros edificios, aunque si se conserva es gracias a que se paró este expolio debido al gran número de cristianos que fueron martirizados en el lugar y que fuera considerado como un cementerio que debía recordar a todos esos muertos.
Arquitectónicamente es un prodigio de la ingeniería. El edifico contaba con un despliegue de todo tipo de arcos y bóvedas que se situaban a lo largo de los cuatro pisos que tenía el edificio, mas el subsuelo, que, como hemos dicho, se encontraba repleto de galerías y habitaciones. Al exterior se podían apreciar cuatro pisos que respetaban la disposición clásica en las columnas y pilastras que lo adornan. Así en el primer piso de disponían columnas de orden toscano (muy similar al dórico) que separaban los arcos de medio punto que lo componían, en el segundo piso las columnas eran de orden jónico, en el tercero corintio y en el cuatro no existían arcos sino estructuras cegadas y el orden de las columnas era compuesto (es decir una mezcla entre jónico y corintio). Esta estructura se repetirá en la época clásica del renacimiento cuando las obras traten de imitar la arquitectura griega y, sobre todo, romana.
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ResponderEliminarEsta estructura se repetirá en la época clásica del renacimiento cuando las obras traten de imitar la arquitectura griega y, sobre todo, romana.