Dentro de la Biblia existen una serie de historias que no aparecen reflejadas en el libro pero que se han ido transmitiendo de padres a hijos por tradición oral. Algunas de ellas han llegado hasta nosotros y han pasado a formar parte de la tradición artística, ya que han sido reflejas en diferentes obras a lo largo de la historia del arte.
El cráneo de Adán en la crucifixión de Andrea Mantegna |
La historia que hoy contamos tiene que ver con ello y hace referencia al cráneo y los huesos que se observan bajo la cruz de Cristo cuando se hace una representación de un crucificado. Según esa tradición el monte Golgota, el lugar de la crucifixión era un cementerio, esa puede ser una de las razones de la aparición del cráneo y los huesos.
La historia dice que cuando Adán murió, sus descendientes le colocaron una semilla en la boca y lo enterraron en ese lugar, de esa semilla nació un árbol, en ese árbol encajaron la parte superior de la cruz que portaba Jesús y cuando a este lo crucifican, el peso de su cuerpo hace que de la parte inferior surjan un cráneo y unos huesos, que serían los del propio Adán.
Tríptico del Calvario en el Museo de Bellas Artes de Sevilla |
Sin duda se trata de una alegoría de la vieja alianza, que Dios hizo con Adán y la nueva alianza, que representa Jesucristo, el nuevo pacto implica que las puertas del cielo, cerradas hasta ese momento, por enfado de Dios con el hombre, vuelven a estar abiertas para todo el mundo, judíos y gentiles. La figura de Cristo por encima de Adán simboliza el triunfo de esta nueva alianza, que deja atrás los huesos de la antigua.
Decimos que es una tradición y por tanto hay diferentes versiones, por ejemplo hay quien afirma que el cuerpo de Adán fue trasladado por Sem y Melquisedec, fueron a buscarlo al Arca de Noe, donde se encontraba y los trasladaron a la Golgota, guiados por ángeles. Junto al cráneo de Adán, también trasladaron el cráneo de la serpiente que tentó a los primeros padres en el paraíso. Con este texto podemos apreciar otra versión de la historia.
Esta imagen del cráneo y en ocasiones los huesos de Adán, se repite de forma constante en la iconografía tradicional. Es común observar este cráneo bajo la cruz de la que cuelga Cristo o al lado de la misma, como podemos ver en las pinturas y esculturas que incluimos como ejemplo. Suele ser lo más habitual en la representación de este tipo de imagen, desde la Edad Media hasta nuestros días.
Jose María Subirats. Crucifixión. Basílica de la Sagrada Familia. Barcelona |
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