Dos de las palabras que se pueden aplicar a un comisario internacional de arte son cinismo y oportunismo, dos elementos asentados en la sociedad contemporánea.
En el arte contemporáneo se apuesta por exposiciones temáticas que claman por la responsabilidad social, al mismo tiempo que el mundo en el que se apoya para hacer esas exposiciones está completamente podrido, ya que (queramos o no) nuestro mundo está basado en la economía de mercado y es necesario para poder llevar a cabo este tipo de espectáculos.
Se aprovecha de todas las oportunidades que le ofrece ese mercado para contar una historia crítica. Esa contradicción está presente en todo el desarrollo del arte posmoderno, pero es algo contra lo que resulta imposible luchar si se quiere tener un lugar dentro del sistema del arte para cualquiera de sus agentes. Negarlo es entrar en un laberinto con una única vía de escape, el mismo lugar por el que hemos entrado.
En otras palabras el comisario es un oportunista, se trata en este caso de la innovación perpetua, sacando provecho de las circunstancias que ello les ofrece. La exposición itinerante en forma de bienal o manifesta es el mejor ejemplo de ello. En ellas el comisario viajero tiene condiciones de trabajo cambiantes. Una de las principales funciones de este comisario será no ser repetitivo, tiene que tener buenas y nuevas ideas. Una buena idea se renueva a cada instante y responde a las exigencias geográficas, sociales o al entorno artístico del cliente. El comisario reincidente será reprendido por sus ideas anquilosadas. Es por ello que muchas veces se contrata a comisarios jóvenes, una buena idea es oportunista, será pues el comisario inteligente el que ofrece su idea de forma adaptada y flexible. En muchas ocasiones "la economía cultural te deja en la cuneta porque te ha consumido, porque ya tienes 45 años y no eres joven ni sexy".
El propio museo, lugar en muchos casos donde se va a desarrollar este tipo de evento, se ha convertido en una suerte de pequeña bienal, al apostar más por exposiciones temporales y temáticas que por la atención e investigación en torno a su propia colección. El Museo (1) (el MOMA es un buen ejemplo de ello al ser el primero en institucionalizar esta práctica) se ha transformado en una empresa que ha convertido en negocio cada una de las exposiciones temporales realizadas, se trata de rentabilidad aquello que se expone, de manera que las pautas de exposición pueden verse transformadas por aristas polémicos o de éxito.
Aunque en los últimos años suele verse una tendencia que lleva tanto a comisarios de exposiciones temáticas como bienales a incluir artistas locales en el contexto elegido. Puede ser local en un contexto de la propia ciudad, regional o nacional, dependiendo de el tipo de exposición elegida. No olvidemos que es importante conocer el contexto local para poder incluir este tipo de obras en la exposición.
En el arte contemporáneo se apuesta por exposiciones temáticas que claman por la responsabilidad social, al mismo tiempo que el mundo en el que se apoya para hacer esas exposiciones está completamente podrido, ya que (queramos o no) nuestro mundo está basado en la economía de mercado y es necesario para poder llevar a cabo este tipo de espectáculos.
Amparo Garrido Serie "Solo Tu" |
En otras palabras el comisario es un oportunista, se trata en este caso de la innovación perpetua, sacando provecho de las circunstancias que ello les ofrece. La exposición itinerante en forma de bienal o manifesta es el mejor ejemplo de ello. En ellas el comisario viajero tiene condiciones de trabajo cambiantes. Una de las principales funciones de este comisario será no ser repetitivo, tiene que tener buenas y nuevas ideas. Una buena idea se renueva a cada instante y responde a las exigencias geográficas, sociales o al entorno artístico del cliente. El comisario reincidente será reprendido por sus ideas anquilosadas. Es por ello que muchas veces se contrata a comisarios jóvenes, una buena idea es oportunista, será pues el comisario inteligente el que ofrece su idea de forma adaptada y flexible. En muchas ocasiones "la economía cultural te deja en la cuneta porque te ha consumido, porque ya tienes 45 años y no eres joven ni sexy".
El propio museo, lugar en muchos casos donde se va a desarrollar este tipo de evento, se ha convertido en una suerte de pequeña bienal, al apostar más por exposiciones temporales y temáticas que por la atención e investigación en torno a su propia colección. El Museo (1) (el MOMA es un buen ejemplo de ello al ser el primero en institucionalizar esta práctica) se ha transformado en una empresa que ha convertido en negocio cada una de las exposiciones temporales realizadas, se trata de rentabilidad aquello que se expone, de manera que las pautas de exposición pueden verse transformadas por aristas polémicos o de éxito.
Aunque en los últimos años suele verse una tendencia que lleva tanto a comisarios de exposiciones temáticas como bienales a incluir artistas locales en el contexto elegido. Puede ser local en un contexto de la propia ciudad, regional o nacional, dependiendo de el tipo de exposición elegida. No olvidemos que es importante conocer el contexto local para poder incluir este tipo de obras en la exposición.
La gran mayoría de ideas de este texto han sido tomadas del libro de Pascal Gielen El murmullo de la multitud artística. Arte Global, política y posfordismo. Brumaria 2014.
(1)El MOMA desde su fundación se convirtió en una auténtica empresa con un afán principal, su colección y su producto a base de exposición permanente y exposiciones temporales. Actualmente todos los museos tienden a ser concebidos y gestionados como empresas.La verdadera revolución del MOMA fue transmutar la mera exposición de objetos y obras de arte en una experiencia museística por estética y también por cultura. Carlos Jiménez La escena sin fin. El arte en la era del Big Bang. Microgemas. Murcia 2013
Fuera de acto es una fotografía de la exposición de Javier Nuñez Gasco en el EACC |
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