Para contar esta historia debemos trasladarnos al comienzo del Genesis, el primer libro de la Biblia, justo después de que Adan y Eva sean expulsados del paraiso y comiencen su vida en la tierra. Se trata de una alegoría del comportamiento humano de como el pecado nos puede conducir a realizar acciones no deseadas.
Diego Polo. La muerte de Abel. 1650 |
La historia de Caín y Abel tiene que ver con el sacrifico que cada uno de ellos ofrecen a Dios. Abel era pastor y para sus sacrificios utilizaba sus propias ovejas, mientras que Caín era agricultor, por lo que los ofrecimientos que hacía a Dios eran de productos de la tierra, frutos u hortalizas.
Hasta aquí todo normal, pero hay un par de cosas que alteran esta situación. La primera es que Abel realizaba los sacrificios con profunda fe y ofrecía a Dios algunos de los mejores ejemplares de su manada. Por su parte Caín lo tomaba más como una obligación que como algo que hacer de forma regular, por lo que tenía, digamos, cierto desdén a la hora de ofrecer sus productos.
En segundo lugar tenemos que el sacrificio de animales satisfacía a Dios mas que los productos de la tierra. Esto estaría conectado con una tradición que dice que cuando Adan y Eva cometieron el pecado original y se dieron cuenta de que estaban desnudos, sacrificaron algunos animales para tomar sus pieles y cubrirse con ellas. Así que Dios perdonaba los pecados cuando el ofrecimiento era el de un animal, pero no los perdonaba con productos de la tierra.
Por tanto Caín no estaba satisfecho con el favor que los sacrificios de sus hermano Abel recibían por parte de Dios y lleno de envidia decidió matarlo. Para ello según la tradición utilizó una quijada de burro.
Cuando Dios se dió cuenta de lo que había pasado condenó a Caín a vagar y lo situó en la tierra de Nod, en la parte este del Eden, sin que nadie pudiera tocarle un pelo después del asesinato cometido.
Pero es destacable que será el pecado, en este caso la envidia, el que conduce a Caín a cometer el asesinato, primero de la historia según el libro sagrado.
De acuerdo con la tradición fueron Adán y Eva quienes encontraron el cuerpo de Abel y le dieron sepultura.
William Adolphe Bouguerau. The first mourning. 1888 |
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