Masaccio es uno de los pintores más importantes del cuatrochento italianao, un artista que ejercerá una influencia muy grande en otros artistas florentinos, como por ejemplo Miguel Angel a la hora de ejecutar el mismo tema. Vivió solo 27 años pero su corta vida no implica una obra que no sea destacada en la historia de la pintura.
La obra que hoy nos ocupa se encuentra en la ciudad de Florencia, concretamente en la Capilla Brancacci de la iglesia de Santa María del Carmine.
El tema está narrado en el génesis y representa el momento en que Adan y Eva son expulsados del paraiso después de comer la fruta del árbol prohibido o el árbol de la vida.
Existen algunas diferencias frente al relato bíblico que ahora vamos a destacar. La primera de ellas tendría que ver con el desnudo de los personajes, ya que de acuerdo con el génesis, una vez que comieron la fruta, se dieron cuenta que estaban desnudos y se cubrieron con unas hojas de parra porque sentían vergüenza, pero en ese caso vemos que durante la expulsión los dos se encuentran desnudos, aunque Eva trata de taparse con sus manos mientras es expulsada. Por su parte Adán se muestra completamente desnudo.
Da impresión, en segundo lugar, de que el acceso al paraíso se hace por un arco de forma semicircular del que estos personajes acaban de salir, ese arco tampoco se menciona en el génesis, así como la presencia del ángel, ya que una vez expulsados dice el texto que Dios colocó a la entrada del Paraíso un querubín para proteger el acceso.
Por último resulta muy interesante fijarse en los rostros de los personajes, desgarrados por el dolor tras el error que acaban de cometer y que les priva de una vida regalada y plácida. Adán se lleva las manos a la cara en una posición propia de los niños que tapan o cierran sus ojos cuando sienten vergüenza ante una situación comprometida. Por su parte el rostro de Eva, que podemos apreciar completamente, parece el de una mujer madura, terriblemente arrepentida por el momento que le está tocando vivir.
Esos rostros patéticos, cercanos a la tragedia, nos recuerdan algunas de las caras representadas por uno de los grandes maestros del trechento que es capaz de dotar a los rostros de esa expresión tan propia de una situación dolorosa, nos referimos a Giotto, que fue el que despojó al arte medieval de su hieratismo, introduciendo una energía en sus obras hasta entonces desconocida para una obra que se realiza en el primer cuarto del siglo XIV.
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