Desde tiempo lejano se ha tenido una idea del artista como una persona "distinta, diferente", en la misma Grecia se consideraba al poeta como una persona elegida por la divinidad. El artista es un personaje al que se admira y se odia al mismo tiempo, se mantiene por tanto hacia él una imagen de resentimiento o desconfianza.
Por su parte el artista ve el camino hacia el éxito como un tramo lleno de dificultades y peligros que incluyen envidias, falta de sensibilidad, incomprensión, crisis económica...Hay multitud de factores que pueden llegar a influirle.
Se asocia muchas veces la palabra artista con alguien excéntrico, conectado en ocasiones a la bohemia, a una vida de escasez y marginalidad marcada por la incomprensión. Lo cierto es que la mayoría de los artistas actuales no viven del arte sino que lo compaginan con otra profesión, muchos como docentes o bien diseñadores u otras opciones. Son muy pocos los que pueden vivir solamente del arte, en España por ejemplo no llegaban a un centenar de personas en todo el país.
Según un estudio realizado en 2006 por la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña en España había 5644 artistas, los ingresos medios obtenidos eran inferiores a 3000 euros anuales para el 26%, por su parte el 13% ingresaba entre 3000 y 6000 euros y eran solo el 6% los que obtenían ingresos superiores a los 48.000 euros anuales, un 10% de los artistas no recibían ningún ingreso por sus trabajos.
El artista a través de sus obras trata de conducir al espectador a una reflexión que explique el destino de la humanidad gracias a un mensaje que acude a la moral o a la política.
El profesor Fernando Castro indica que a veces tras estos estilos se esconde un afán claramente plagiario donde solo aparece un afán de notoriedad y solo vacuidad en las obras, son personas con gran urgencia por conseguir la fama, precaria, al precio que sea necesario pagar, asumiendo una ironía que funciona como coartada.
Pero deberíamos reflexionar sobre una sociedad como la nuestra que valora el escándalo por encima de otros valores. La rebeldía, lo raro o extraño sirve para obtener notoriedad pública y darse publicidad que es lo que vende en la época contemporánea. No tenemos más que pensar en artistas como Dalí, Andy Warhol o incluso Picasso a los que a veces se asocia con un perfil excéntrico.
Con todo el artista se debate entre aspirar al triunfo económico y la fama popular o bien al reconocimiento póstumo o bien obtener el aplauso de los entendidos lejos del reconocimiento público. O tal vez aspira a todo al mismo tiempo. Desconfía del artista (o del que se llame a si mismo artista) que diga que quiera crear obras sin obtener reconocimiento porque está mintiendo como un bellaco.
El artista-marca es aquel que no necesita presentación y que tampoco necesita poner mucho empeño en la obra que haga porque con solo su nombre es suficiente para que otra persona pueda presumir de tenerlo. "Mira mi Hirst" "Mira mi Tapies" "Mira mi Picasso" pueden servirnos como ejemplo de artista que ha superado la obra para vender solo por su nombre, haga lo que haga, aunque su creación sea un completo fiasco.
Otro término que se suele aplicar es el de artista emergente, alude a un artista desconocido o poco caro, sus obras se encuentran entre un valor de 3000 a 12.000 euros. De estos artistas dos de cada cinco no expondran en un galería cinco años después de su primera exposición, solo dos tendrán un éxito discreto, siendo uno solo rentable para la galería.
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