Ribera es uno de los pintores españoles más interesantes de la época barroca. Diríamos que aunque el barroco esta presidido por Velázquez la personalidad de Ribera emerge como el segundo artista más importante del momento después del pintor sevillano.
Si tenemos que componer una pequeña biografía de José de Ribera debemos decir que era valenciano, mas concretamente Xetabense, ya que así firma con orgullo muchos de sus cuadros aludiendo a su ciudad de origen, Játiva. Allí nació en el año 1591 en el seno de una familia modesta, su padre era zapatero.
No sabemos con quien realiza sus estudios, la personalidad más fuerte a nivel artístico en la zona en ese momento es Francisco Ribalta, aunque las obras de Ribera se alejan fuertemente de las de su supuesto maestro, lo que nos hace dudar esta afirmación.
Muy joven se traslada a Italia, con apenas 20 años aparece en Parma para después viajar a Roma, donde se comenta que llevaba una vida bastante bohemia donde trabaja solo para pagar lo que necesita y donde adquiere varias deudas como consecuencia del juego, quizás esa sea la razón por la que debe abandonar la ciudad perseguido por acreedores y la justicia de la época.
El caso es que en el año 1616 ya se encuentra en Nápoles (recordemos que en ese momento Nápoles era territorio español) donde se casa con una mujer rica y donde permanecerá asentado el resto de su vida, realizando encargos nos solo para esa ciudad sino para muchas ciudades españolas que requieren sus servicios y su buen hacer como pintor. Allí fallecería en el año 1652.
En cuanto a las características de la pintura de José Ribera podemos decir que sufre una fuerte evolución ya que tiene una gran influencia del claroscuro en sus primeras obras, inclinándose por la temática religiosa, pero su estancia en Italia le hace avanzar en su obra para abandonar el claroscuro y llenar de luz sus obras, lo que nos muestra un artista que no se queda estancado sino que busca nuevas formas de expresión, no solo en la técnica sino en la temática, donde se adentrará en la mitología realizando unas obras de los más interesantes.
Siempre se ha acusado a Ribera de ser un pintor de martirios y escenas de dolor, incluso en algunos casos de realizar pinturas desagradables como La Mujer Barbuda, pero nada más alejado de la realidad, Ribera también tiene un lado delicado y bucólico que podemos apreciar en obras como La Purísima que se conserva en la iglesia del mismo nombre en Salamanca o los paisajes napolitanos que se encuentran en la colección de pinturas de la Duquesa de Alba.
En la imagen de la derecha podemos ver una de sus obras más sociales, el Patizambo donde representa un niño pobre que pide limosna en las calles pero que nos muestra una gran sonrisa alegre pese a sus situación física y económica.
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