Diego Velázquez. Retrato de Inocencio X |
Tras la renuncia de Benedicto XVI como Papa, en unos días conoceremos el nombre del nuevo Papa, que será elegido tras el conclave que se celebra en la Capilla Sixtina, con toda la parafernalia que lleva consigo el boato de la elección de un nuevo Papa.
Tras la elección del nuevo pontífice hay algunos retos que sin duda el nuevo Papa debe afrontar sin demora e incluso sin consulta si lo que quiere es modernizar la iglesia y adaptarla a los nuevos tiempos, para no quedarse anclada y desconectada de una sociedad que contempla como la Iglesia se aleja de ellos.
Tres son los aspectos, en nuestra opinión, más importantes que deben hacerse frente cueste lo que cueste:
- Reconocimiento de la mujer en igualdad con el hombre. En el momento en el que vivimos la Iglesia debe reconocer que las mujeres son iguales que los hombres en todos los aspectos, que pueden realizar sus mismas labores y colaborar en las funciones de la Iglesia en igualdad de condiciones. Las mujeres deben decir misa, deben poder consagrar, deben poder administrar el sacramento de la penitencia o cualquier otro sin que eso suponga algo raro, distinto o diferente.
- Reconocimiento de la homosexualidad. La iglesia debe reconocer y aceptar que dentro sus fieles existen personas que son homosexuales, que no pueden hacer nada por evitarlo, que no son enfermos, que pueden participar de los sacramentos de la Iglesia sin sentirse culpables por una situación que no han podido elegir sino que es fruto de un sentimiento interior. Hay que aceptar esta situación, ninguna persona puede ser condenada por su situación o inclinación sexual.
- Los pederastas deben ser entregados a la autoridades para ser juzgados y procesados. Si no era suficiente escándalo que algunos sacerdotes hubieran abusado de menores en iglesias y colegios, más tarde pudimos saber que muchos de ellos habían sido escondidos, trasladados de lugar para que pudieran continuar con sus correrías, estando como estaban enfermos y con necesidad de tratamiento. Ese quizás es mayor escándalo que el primero (gravísimo sin duda). Las personas acusadas de este delito deben ser juzgadas por ello y en caso de ser halladas culpables deben pagar por ello en las mismas condiciones que el resto de los humanos sometidos a la ley, por muy doloroso que pueda ser el escarnio público de un miembro de la iglesia.
Estos son los tres primeros puntos que el nuevo Papa elegido debería afrontar, sin demora, en cuanto el humo blanco salga por la chimenea de la Basílica de San Pedro, ya debería estar pensando en ello. Si la iglesia quiere seguir conectando con la gente debe adaptarse a las exigencias de la sociedad y estas tres deben ser las primeras de una larga lista de cuestiones que están encima de la mesa. Se puede ser un nuevo Benedicto XVI o bien un nuevo Juan XXIII, esperemos estar más cerca del segundo que del primero.
(Este post expresa una opinión personal del autor, ya sabemos que este es un blog de arte pero también nos gustaría que fuera espacio de debate y sin duda la religión forma parte de la cultura contemporánea. Eso no significa que todo el mundo deba compartir nuestra opinión. Rafael López Borrego)