Quizás las diferencias entre la apropiación y la copia sean muy pequeñas. En la historia de la evolución humana la copia se ha dado siempre y son las pequeñas variaciones sobre esa copia lo que han hecho que la humanidad pueda avanzar. Los avances científicos ya no se avergüenzan de mostrar claramente cuáles han sido sus fuentes de información y los cambios que sobre esas bases se han producido para poder crear algo nuevo.
Hay diferentes artistas que han usado la apropiación como forma de expresión. Algunos de los trabajos realizados en vídeo por el artista Christian Marclay están formados por diferentes fragmentos de películas famosas en las que sus personajes realizan la misma acción en cada uno de ellos, puede ser por ejemplo observar la imagen de un reloj como podemos ver en The Clock o bien diferentes personas que marcan números en aparatos telefónicos como ocurre en la obra de 1995 llamada Telephones. La pregunta es si podemos considerar una obra original este tipo de trabajos ya que en realidad son un refrito de otras creaciones ya realizadas.
Estas ideas chocan con aquello de lo que hablaba Walter Benjamin sobre el aura que toda obra de arte debería tener. En buena parte se ha perdido la originalidad. Actualmente esa idea está completamente olvidada ya que la copia se ha institucionalizado. Antes incluso la copia pese a serlo tenía algo de originalidad porque había sido realizada por alguien diferente al original, podría incluso tener diferentes matices. En la actualidad en muchos casos es imposible ya que la reproducción digital y la distribución de archivos hacen que la copia sea exacta. Pese a ello Agustín Fernandez Mallo en su libro Teoría general de la basura afirma que la copia exacta también se considera un original y como tal la utilizamos para en algunos casos transformarla. Lo que hace valioso una copia es aquello en lo que se diferencia del original (que puede ser por ejemplo el tipo de soporte) y al mismo tiempo lo que le hace igual a este.
Cuando Marcel Duchamp pinta unos bigotes a la imagen de la Gioconda, se está apropiando de una de las imágenes más icónicas de la historia del arte. Pero también con ese gesto transforma su imagen, de forma irónica, con un gran espíritu provocador, intentando buscar una reacción en el espectador. El propio autor decía que se transforma totalmente porque el rostro de una mujer pasa a convertirse en el de un hombre con ese atributo por encima de sus labios.
Pensemos en el propio Pablo Picasso, si hacemos un repaso a una de sus obras más emblemáticas Las Señoritas de Aviñón 1907 encontramos cantidad de influencias y posiciones en las que se inspira para componer la obra. ¿Se trata de copias? Pues en muchos casos parece que si pero también hay que reconocer que la mezcla le sale original. La eliminación de la tercera dimensión y Cezanne, las posiciones de los brazos con El Baño Turco de Ingres, las máscaras africanas y la inspiración en algunas piezas del arte ibérico, los ojos grandes y almendrados igual que los que observamos en las pinturas románicas de las iglesias del Vall de Boi y la simpleza en la composición de la mayoría de los cuerpos y objetos que aparecen en la obra. Citamos autores para reafirmar esta teoría de la apropiación y al mismo tiempo el avance que supone la primera obra cubista en la historia del arte superando la fotografía y ofreciendo distintos puntos de vista.
Se trata como dice Agustín Fernández Mallo de un territorio común donde confluyen lo propio y lo ajeno. Es un hecho innato a la evolución del conocimiento.
Quizás fue el arte pop el que más utilizó la copia sin ningún pudor. En algunas de las obras de Andy Warhol podemos observar que se puede copiar cualquier cosa sin que por ello se produzca un menoscabo de la obra original. Algunos artistas pop españoles como el Equipo Crónica no solo utilizan estos elementos sino que copian descaradamente algunos de los detalles que introduce Andy Warhol en sus obras incluyendo algunos elementos icónicos de la cultura española que hacen referencia a grandes cuadros de la historia o héroes del comic hiperconocidos por la juventud española.
Más que apropiación podríamos hablar de traducción. Cuando Duchamp lleva un urinario a un museo lo que hace es traer un objeto y llevarlo a un lugar diferente de su disposición habitual, transformando por completo su significado. Se traduce de esta manera y se percibe de forma diferente, indudablemente al traducir se pierde cierta información y se genera otra nueva. Es algo que ocurre con cualquier texto pero que también podemos aplicar a cualquier obra de arte u objeto incorporado a una exposición.