domingo, 17 de febrero de 2019

La apropiación en la obra de arte

Quizás las diferencias entre la apropiación y la copia sean muy pequeñas. En la historia de la evolución humana la copia se ha dado siempre y son las pequeñas variaciones sobre esa copia lo que han hecho que la humanidad pueda avanzar. Los avances científicos ya no se avergüenzan de mostrar claramente cuáles han sido sus fuentes de información y los cambios que sobre esas bases se han producido para poder crear algo nuevo.


Hay diferentes artistas que han usado la apropiación como forma de expresión. Algunos de los trabajos realizados en vídeo por el artista Christian Marclay están formados por diferentes fragmentos de películas famosas en las que sus personajes realizan la misma acción en cada uno de ellos, puede ser por ejemplo observar la imagen de un reloj como podemos ver en The Clock o bien diferentes personas que marcan números en aparatos telefónicos como ocurre en la obra de 1995 llamada Telephones. La pregunta es si podemos considerar una obra original este tipo de trabajos ya que en realidad son un refrito de otras creaciones ya realizadas. 
Estas ideas chocan con aquello de lo que hablaba Walter Benjamin sobre el aura que toda obra de arte debería tener. En buena parte se ha perdido la originalidad. Actualmente esa idea está completamente olvidada ya que la copia se ha institucionalizado. Antes incluso la copia pese a serlo tenía algo de originalidad porque había sido realizada por alguien diferente al original, podría incluso tener diferentes matices. En la actualidad en muchos casos es imposible ya que la reproducción digital y la distribución de archivos hacen que la copia sea exacta. Pese a ello Agustín Fernandez Mallo en su libro Teoría general de la basura afirma que la copia exacta también se considera un original y como tal la utilizamos para en algunos casos transformarla.  Lo que hace valioso una copia es aquello en lo que se diferencia del original (que puede ser por ejemplo el tipo de soporte) y al mismo tiempo lo que le hace igual a este. 


Cuando Marcel Duchamp pinta unos bigotes a la imagen de la Gioconda, se está apropiando de una de las imágenes más icónicas de la historia del arte. Pero también con ese gesto transforma su imagen, de forma irónica, con un gran espíritu provocador, intentando buscar una reacción en el espectador. El propio autor decía que se transforma totalmente porque el rostro de una mujer pasa a convertirse en el de un hombre con ese atributo por encima de sus labios.
Pensemos en el propio Pablo Picasso, si hacemos un repaso a una de sus obras más emblemáticas Las Señoritas de Aviñón 1907 encontramos cantidad de influencias y posiciones en las que se inspira para componer la obra. ¿Se trata de copias? Pues en muchos casos parece que si pero también hay que reconocer que la mezcla le sale original. La eliminación de la tercera dimensión y Cezanne, las posiciones de los brazos con El Baño Turco de Ingres, las máscaras africanas y la inspiración en algunas piezas del arte ibérico, los ojos grandes y almendrados igual que los que observamos en las pinturas románicas de las iglesias del Vall de Boi y la simpleza en la composición de la mayoría de los cuerpos y objetos que aparecen en la obra. Citamos autores para reafirmar esta teoría de la apropiación y al mismo tiempo el avance que supone la primera obra cubista en la historia del arte superando la fotografía y ofreciendo distintos puntos de vista. 
Se trata como dice Agustín Fernández Mallo de un territorio común donde confluyen lo propio y lo ajeno. Es un hecho innato a la evolución del conocimiento.


Quizás fue el arte pop el que más utilizó la copia sin ningún pudor. En algunas de las obras de Andy Warhol podemos observar que se puede copiar cualquier cosa sin que por ello se produzca un menoscabo de la obra original. Algunos artistas pop españoles como el Equipo Crónica no solo utilizan estos elementos sino que copian descaradamente algunos de los detalles que introduce Andy Warhol en sus obras incluyendo algunos elementos icónicos de la cultura española que hacen referencia a grandes cuadros de la historia o héroes del comic hiperconocidos por la juventud española. 
Más que apropiación podríamos hablar de traducción. Cuando Duchamp lleva un urinario a un museo lo que hace es traer un objeto y llevarlo a un lugar diferente de su disposición habitual, transformando por completo su significado. Se traduce de esta manera y se percibe de forma diferente, indudablemente al traducir se pierde cierta información y se genera otra nueva. Es algo que ocurre con cualquier texto pero que también podemos aplicar a cualquier obra de arte u objeto incorporado a una exposición. 


domingo, 10 de febrero de 2019

El pintor de bodegones barroco Luis Meléndez

Vamos en situarnos en la época en la que trabaja este artista al que calificamos como pintor barroco, que trabaja en el siglo XVIII ya que nació a principios de este época 1716 y vivió hasta el año 1780. Tuvo una vida bastante difícil pasando muchas dificultades pese a ser actualmente uno de los pintores más conocidos y considerado en el género del bodegón.


Nació en Italia, concretamente en Nápoles, aunque debemos aclarar que Nápoles era un territorio español en ese momento. El caso es que su padre se había marchado a ese lugar buscando oportunidades para su obra, ya que también era pintor. Al poco tiempo de nacer su hijo regresó a Madrid donde se estableció el resto de su vida.
Suponemos que fue su padre el que le transmite los primeros conceptos pictóricos, aunque sabemos que nuestro artista asistió al taller de Louis Michel Van Loo, artista de origen francés que había llegado a España para trabajar como pintor de cámara, concretamente con el cambio de dinastía tras el fallecimiento del rey Carlos II. El nuevo rey Borbón, Felipe V, era de origen francés que contrató algunos pintores también franceses para trabajar en la corte.
Acudió como alumno a la recién creada Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde su padre había sido nombrado director de pintura y sería allí donde comenzó a trabajar la naturaleza muerta que estaba siendo promocionada junto a otras disciplinas en esta escuela.


Como dijimos no tuvo una vida fácil, se marchó a Italia buscando fortuna, pero no le fue bien, regreso a España cuando tras la quema del Alcázar los reyes reclamaban todo tipo de obras para paliar el desastre que había ocurrido en ese lugar donde se perdieron multitud de obras.
Entre 1759 y 1774 trabajó en más de 30 bodegones que pasarían a formar parte de la colección del futuro rey Carlos IV. La gran mayoría de ellos se conservan en el Museo del Prado.
Tenemos que tener en cuenta que el bodegón se encuentra muy unido a la tradición española del barroco. No tenemos más que pensar en artistas como Juan Sánchez Cotán que se muestra como un gran artistas avanzado de este género. También Francisco de Zurbarán dedicó varias obras al mismo. Aunque el bodegón está presente en muchos de los trabajos realizados por los grandes artistas barrocos. Diego Velázquez utilizaba el bodegón en muchas de sus obras de primera época. José de Ribera también daba una tremenda importancia a este género en muchos de sus trabajos. Todos trataban de dotar de un gran realismo fotográfico tanto a los objetos como los alimentos que suelen aparecer en las obras. 
Para Meléndez la influencia de la luz es muy importante en sus obras, el color de las frutas que aparecen o los brillos tanto de la cerámica como de los objetos metálicos son de una gran importancia en sus obras. Le atraían las obras  que trataban la vida cotidiana frente a los grandes temas tratados por otros artistas de su época.