Parte de lo que vamos a desarrollar en este texto se basa en lo escrito por Francesca Bonazzoli en un ensayo titulado ¿como nace un icono? que fue publicado en un libro que incluye algunas de las obras más conocidas de toda la historia del arte. El libro lleva por título De la Mona Lisa a los Simpson.
¿Como se transforma una obra de arte en un icono? ¿Por que se forman largas colas en un museo para verla?
Una obra de arte necesita cuatro elementos para ser famosa: lo que se dice de ella, cómo se dice, quién lo dice y dónde se dice. Aunque por si solo no es suficiente ya que influyen otros factores como la historia, sociología, psicología o religión.
Antiguamente se veneraban las reliquias de santos y la gente se desplazaba para contemplarlas, ahora veneramos obras de arte, viajamos para verlas y las protegemos. Antes se depositaban las reliquias en iglesias ahora utilizamos museos. Los museos son los nuevos templos de la historia del arte, donde las obras se contemplan con una veneración casi mística, acompañadas de un silencio que nos invita a la oración.
Para una obra es importante el lugar donde se encuentra depositada, no es lo mismo estar en el museo del Prado en Madrid que en un museo perdido de la ciudad de Oulu en Finlandia. La Mona Lisa fue robada del Louvre en 1911 y también fue posesión de numerosos monarcas franceses acumula fama. Una ubicación prestigiosa ayuda mucho a incrementar la fama.
Otro factor determinante para la fama de la obra es el autor y los mitos que existan sobre él. Pensemos por ejemplo en Caravaggio o Modigliani y una vida atormentada por el alcohol y las drogas antes de llegar a su fin.
Si existe duda sobre la autoría de la obra esta pierde por completo el valor y la admiración del público. El artista se ha convertido en una marca que por si solo da prestigio a la obra.
La forma de ser del artista también influye en la obra, el éxito de las obras de Andy Warhol o Salvador Dalí es parejo a la personalidad de estos artistas.
Lo que se dice de una obra también es importante. Aquellos detalles o circunstancias que conocemos de ellas. Por ejemplo sobre la maja desnuda de Goya sabemos que existe una historia de engaño y desamor o incluso el nombre y apellidos de la persona representada.
Los años 60 son clave para la difusión de las imágenes y el fácil acceso a exposiciones y museos suponen una amplia expansión al alcance de todos. Carteles, televisión, cine, hacen que veneremos las imágenes. Es el momento en el que surgen algunos iconos. La reproducción masiva de imágenes como decía Walter Benjamin han aumentado su magnetismo sagrado y el deseo de peregrinar para ver con nuestros ojos el original porque no es lo mismo que la reproducción.
La copia y la versión también contribuye a la expansión del mito. pensemos en la gran cantidad de imágenes de la Gioconda que tenemos actualmente o incluso de la cara del Che Guevara como icono de no se sabe muy bien qué.
Algunas imágenes servirán para anuncios de publicidad, algo que será aprovechado desde los años 60 cuando el arte se apropia de la publicidad tal como hizo Andy Warhol en sus obras.
La iconografía creada por los artistas también ayuda a la repetición y asociación de algunas imágenes que para nosotros son icónonicas, La Piedad de Miguel Angel puede ser un buen ejemplo o bien la Creación de Adan de este mismo artista, que se repite en la posición de manos de La Vocación de San Mateo de Caravaggio o el dedo de la película ET.
La religión del arte no distingue fronteras ni continentes sino que aparece como la primera religión planetaria.
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