domingo, 6 de mayo de 2018

La nueva figuración madrileña

Para situarnos en la época en que se desarrolla este fenómeno artístico, tenemos que irnos a la década de los 70 y principios de los años 80. En algunos casos la nueva figuración se ha asociado a la movida madrileña que vivió sus grandes momentos a finales de los 70 y principios de los 80, aunque en realidad este fenómeno surgió bastante antes de sus inicios y otros pintores continuaron con un estilo similar en esa momento de explosión cultural. Como podemos ver en el título parece que esta nueva figuración queda asociada a la ciudad de Madrid, aunque su obra se observó en otras ciudades, como la exposición colectiva celebrada en Cádiz en el año 1974.


Los artistas que van a practicar esta forma de pintura tratan de reaccionar contra el informalismo, movimiento muy asociado a los español y promocionado por la dictadura en ambientes internacionales con idea de dar una imagen de modernidad. Frente a la abstracción o simbología de los cuadros de Millares, Tapies o Antonio Saura encontramos estas obras donde lo figurativo adquiere más importancia para contar historias de la vida cotidiana.
Cuatro son los artistas pioneros de esta nueva figuración que contó con el apoyo de la Galería Amadis en los años 1971 y 1972, allí realizaran sus exposiciones Carlos Alcolea, Carlos Franco, Guillermo Pérez Villalta y Chema Cobo. También se pudieron observar exposiciones de nueva figuración en la Galería Buades de Madrid, muchas de ellas programadas por el crítico Juan Manuel Bonet.


El crítico Juan Antonio Aguirre tiene mucho que ver en su forma de pintar ya que se produce una reacción no solo contra el informalismo sino también contra el arte pop. En este proceso el pintor sevillano Luis Gordillo juega un papel importante con su cambio de registro, desde el pop art a una nueva figuración en la que el surrealismo tiene mucho que ver.
Podríamos resumir las características de la nueva figuración de la siguiente manera: ellos se negaban a seguir las tendencias o modas del momento. La originalidad o el crear algo completamente diferente deja de tener importancia para ellos. No importa que no se hagan aportaciones nuevas a la historia del arte, uno puede inspirarse en los movimientos del pasado y realizar buenas obras. Pintar para ellos es un placer, representar aspectos del día a día, de la vida común de la gente, en algunos casos con ciertos toques de psicodelia. Rechazan el realismo puro y añaden un cierto componente conceptual a su pintura que invita al espectador a participar. La imagen transmite una idea, está asociada a ella.
Así tenemos dos corrientes, una más cercana a los planteamientos del arte pop pero mezclada con otros estilos, tal como hemos dicho que hacía Luis Gordillo y la segunda, representada por Guillermo Pérez Villalta mas cercana a la tradición pictórica occidental.


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