Piet Mondrian es uno de los artistas más interesantes del siglo XX. Este autor, de origen holandés, sufrirá una profunda evolución en su pintura hasta llegar a la abstracción más sublime, que hoy analizamos en este cuadro.
Mondrián comenzó siendo un pintor impresionista, pero a comienzos del siglo XX se verá influido por otros movimientos que surgen en ese momento. Así tendrá una etapa puntillista, postimpresonista, fauvista y cubista, ya que en 1911 estaba practicando este estilo y se produce un cambio en su forma de entender el arte y la pintura. Evoluciona desde el cubismo a la abstracción geométrica pura.
Básicamente la obra que analizamos se compone de líneas rectas y colores primarios. Todo muy ordenado, con idea de que la pintura se encuentre en armonía con la naturaleza y el universo. La geometría juega un papel muy importante en su obra. A este movimiento y esta forma de pintar se le conoce con el nombre de neoplasticismo.
Estas composiciones, que pueden resultar para nosotros de lo más extrañas, para el artista tenían una conexión casi divina. Las formas horizontales y verticales separaban polos opuestos como por ejemplo lo espiritual y lo material, la dicotomía hombre o mujer. La unión de las líneas, los puntos de encuentro representaban la felicidad.
Es decir nos encontramos con unas formas muy sencillas en su composición pero como podemos observar con un análisis muy profundo y cargado de significado.
Quizás la vida es algo más simple que las complicaciones que cada día nos podemos encontrar, muchas de ellas creadas por nosotros mismos. Por eso la pretensión de Mondrián es reducir los problemas a su mínima expresión. Se trata de una manera simple de ver la vida. Frente a la complicación de otros artistas él buscaba la simpleza más absoluta.
El uso de líneas rectas, que fue pintando con carboncillo, antes de rellenar de color, tiene que ver con su idea de evitar cualquier sensación de profundidad que pudiera crear una línea curva o diagonal. Una vez se enfadó con uno de sus colegas por usar la línea diagonal, incluso abandonó el movimiento neoplasticista por ello, para él eso era un sacrilegio.
Los colores que usa son colores básicos-primarios, mezclados nos pueden ofrecer una amplia gama, pero el artista decidió que debía usar solo estos tres y no mezclados entre ellos. Blanco tratando de crear espacios vacíos y el negro delimitando las líneas se suman a esta composición.
¿Conoces el Museo del Prado? Durante el mes de abril estará realizando una subasta de obras de diferentes artistas del siglo XXI como Gabino Amaya Cacho, Joaquín Agrasot y Francés Agramunt, además de muchos otros. Está cordialmente invitado a participar y visitar las instalaciones, la entrada es completamente libre. ¡Saludos!
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