Podríamos decir que la época en la que se desarrolla la pintura romántica es justo después del Neoclasicismo, ya que surge como un movimiento de reacción a este movimiento y a las normas que propugna. Así que estaríamos hablando de primera mitad del siglo XIX, aunque hay artistas tanto anteriores a estas fechas como posteriores que también tienen influencia romántica.
Mientras que el Neoclasicismo ensalzaba valores que tenían que ver con la antigüedad clásica, volviendo sus ojos a los grandes periodos de Grecia y de Roma, el romanticismo rendía culto a la edad media y a las mitologías de países del norte de Europa en contraposición a la mitología tradicional que invade la cultura occidental.
La belleza ideal que propugnaba el neoclasicismo se abandona y se sustituye por escenas donde la pasión, lo imaginario, el desorden y el caos tienen su momento de desarrollo, junto a ellos la representación de personajes en una naturaleza que no llegan a dominar, se trata de personas que se encuentran en escenas donde lo místico o en algunos casos el mundo de los sueños, hace su aparición, con unas grandes dosis de sentimentalismo.
Quizás estemos ante un movimiento social que aprecia al individuo por encima de otros valores, los sentimientos son mucho más importantes que la razón, por tanto entran en juego otros valores como son la sensibilidad del ser humano, su capacidad de imaginación o lo sujeto que se encuentra a las pasiones.
Ello nos lleva a que muchos artistas practiquen el individualismo, es decir, por primera vez estos artistas se liberan de los encargos que le han sido realizados por una persona o institución y se atreven a pintar por su cuenta aquello que les motiva o les apetece. Se trata de un gran paso en el desarrollo de la historia del arte, porque hablamos de la libertad del artista en la creación, una novedad que no hemos visto hasta este momento.
La naturaleza también es una constante en la obra romántica, una naturaleza que el ser humano no puede dominar (en contradicción a lo que expresaban los clásicos), por ello surge un sentimiento pesimista que se puede apreciar en muchas de sus obras. Lo trágico será también una de las señas de identidad de este movimiento.
En vez de poner los ojos en la antigüedad clásica vuelven su mirada hacia la Edad Media, además como una época de referencia espiritual, por eso no es extraño observar paisajes en ruinas de edificios de esta época. Al mismo tiempo si otros artistas viajaban a Grecia o Roma como lugares de referencia, los artistas románticos se centran en el exotismo de otras civilizaciones, como el mundo árabe, sus gentes y edificios. Así que tendremos artistas que van a viajar a países del norte de África como Marruecos, Tunez, Argelia o que vendrán a España para ver los restos de la civilización musulmana en este país,
El movimiento tuvo un gran desarrollo en diferentes países europeos, con artistas muy destacados, como William Bake, Friedrich, Antoine-Jean Gros o Francisco de Goya en sus obras de última etapa.
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