Rodin es uno de los escultores más importantes de todos los tiempos ya que se encuentra a la altura de los grandes maestros, tanto clásicos como del renacimiento italiano. Sus figuras son mundialmente conocidas y han sido reproducidas en miles de ocasiones.
Para centrarnos en la época en la que trabaja, podríamos decir que la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX es su momento destacado, que coincide con el desarrollo del impresionismo y también de otros movimientos que darán origen a las vanguardias históricas, como son el cubismo, futurismo, fauvismo o surrealismo.
Nació en el año 1840 y falleció en 1917. Mas que centrarnos en aspectos de su vida, sería más importante conocer el porqué sus obras han destacado tanto y sirven tanto de inspiración, pensemos que a Rodin se le considera el primer escultor moderno, aquel que abre las puertas a la escultura contemporánea. Aunque si me gustaría destacar su persistencia en el objetivo de ser escultor, aprendiendo junto a diferentes maestro, muchos ni siquiera artistas, ya que fue rechazado en varias ocasiones para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de París, no porque fuera malo sino porque su formación no se consideraba suficiente, un clasismo fuera de lugar para uno de los personajes más reconocidos de nuestro tiempo.
Centrándonos en la obra, lo primero que tenemos que decir, es que el físico de las misma no es la parte más importante, sino el sentimiento que transmite. La fuerza de su trabajo reside en la expresividad de sus obras. Es decir, frente a cualquier otro tipo de escultura pasada que persigue un ideal de belleza, Rodin se aleja de este concepto para trasladarnos a una nueva dimensión donde aparecen los sentimientos, que es aquello que nos mueve cuando contemplamos cualquiera de sus trabajos.
El modelo por tanto deja de ser tan importante, sino que se convierte solo en una excusa para comunicar. No se trata de reproducirlo fielmente sino de tomarlo solo como un elemento que se puede modificar para poder transmitir al espectador una imagen nueva, diferente.
Si antes decíamos que lo que importa es el sentimiento, las proporciones de la figura dejan de ser parte importante de la composición, esto iba en contra de la estética neoclásica que imperaba al principio de su carrera.
En cuanto a los materiales, no renegaba del mármol, aunque prefería el vaciado en bronce sobre una figura de yeso que tallaba con maestría, en esto también se opone a la estética neoclásica.
Ahora pensemos en algunas de las obras más famosas de Rodin y nos daremos cuenta de que la mayoría de sus figuras invitan a la reflexión, comenzando con El Pensador, y siguiendo el camino como Los Burgeses de Calais, Las Puertas del Infierno o el Beso.
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