Francisco Pacheco es una de las figuras más importantes y más influyentes de la pintura y la escultura barroca española, ya que no podemos considerarlo solo como artista sino como autor de tratados de iconografía que van a perdurar a lo largo de los años para representar diferentes temas y figuras de santos.
La mayoría de su vida transcurre en la ciudad de Sevilla, aunque nuestro protagonista nació en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, aunque se trasladó a Sevilla desde muy joven para formarse con su tío que era canónigo de la catedral y una persona con gran influencia en la actividad cultural de la ciudad. Esto llevó a nuestro artista a tener muy buenos contactos y amigos que le ayudaron una vez que faltó su tío para continuar con su trabajo, no solo pictórico, sino intelectual en la capital de Andalucía.
Francisco Pacheco también es conocido por ser el maestro de Diego Velázquez, el gran pintor barroco entró en el estudio de Pacheco cuando tenía 11 años y unido a él terminará triunfando en Madrid, donde las influencias y amistades de Pachecho hicieron que allí se trasladara, para comenzar su carrera junto al rey Felipe IV.
Resulta curioso, aunque no extraño en la época, que Velázquez se casara con la hija de Francisco Pacheco, de nombre Juana. Era normal, en algunos casos, que el alumno más aventajado se casara con alguna de las hijas del maestro. Lo mismo le sucedió al propio Velázquez que casó a su hija con su mejor alumno que se llamaba Juan Bautista Martínez del Mazo.
Como pintor Francisco Pacheco comienza como pintor manierista y no se produce una gran evolución en su forma de pintar a lo largo de su vida, aunque si en los temas a tratar. En muchos casos el maestro ofrece problemas con las figuras en movimiento y a la hora de representar la profundidad donde las proporciones no son correctas. Su gran competidor en la ciudad será el pintor de origen flamenco Juan de Roelas.
Como decíamos Pacheco no se dedicó solo a la pintura y los encargos que pudiera recibir sino que también escribió varios libros, el más conocido de todos se llama El Arte de la Pintura, donde como decíamos nos cuenta como representar temas y figuras de santos de acuerdo a como se supone que se produjeron los hechos históricamente. Este purismo histórico hizo que Pachecho trabajara para la Inquisición velando por la pureza de las representaciones artísticas en la ciudad de Sevilla. El libro se terminó de escribir unos años antes de su muerte, pero no fue publicado hasta unos años después, pero sirvió como modelo para múltiples representaciones posteriores.
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