Caravaggio es uno de los pintores mas reputados a nivel mundial que da inicio al estilo barroco en Italia y se convierte en un maestro del claroscuro, movimiento que se extenderá por toda Europa y donde nuestro artista tiene una importancia crucial en su difusión e influencia.
Caravaggio murió joven, no llegó a legar una gran cantidad de obras, pero entre ellas encontramos esta representación tremendamente realista de Santa Catalina de Alejandría, acompañada de sus símbolos habituales, una rueda con cuchillos y una espada que porta en sus manos.
La historia sobre Catalina de Alejandría fue escrita varios siglos mas tarde de su muerte, con lo que es posible que muchos aspectos de su vida se encuentren distorsionados. Nació en el año 290 viviendo a principios del siglo IV y destacando por su habilidad para los estudios relacionados con la filosofía. Según cuenta la leyenda se le apareció Jesucristo una noche y desde entonces decidió consagrarle su vida.
Requerida tanto ella como otros fieles por el emperador de la zona a realizar sacrificios a los dioses paganos Catalina se negó, regando de conversiones a su paso cada una de las veces que se le preguntaba para hacerlo. Sabios, militares, damas, hasta la propia emperatriz admiraban y seguían las ideas de Catalina.
Pero pese a todos estos hechos y su capacidad de convencimiento fue condenada por el emperador a morir en una rueda llena de cuchillos, cuyo cuerpo se colocaba en medio y al ir girando lo cortaba en diferentes piezas. Parece ser que cuando el cuerpo de Santa Catalina tocó la madera, esta se rompió, con lo cual fue imposible ejecutar el castigo. Pese a este símbolo tan claro, el emperador obcecado pensó en un método mucho mas eficaz y útil para hacerla morir, mucho más rápido eso sí, le cortaría la cabeza con una espada.
Según la tradición su cuerpo se encuentra depositado en un monasterio del Monte Sinai, donde la gente peregrinaba para visitarlo.
Estos símbolos de los que hablamos podemos observarlos en la obra de Caravaggio, la rueda rota, la espada y la mujer que nos mira de forma siniestra con ánimo de preguntar algo al espectador. Todo acompañado del tenebrismo típico del artista que observamos en la zona iluminada y el fondo completamente oscurecido.