Francisco de Zurbarán, nacido en la localidad pacense de Fuente de Cantos en el año 1598, es uno de los pintores barrocos más interesantes de la escuela sevillana, quizás eclipsado por el buen hacer de Velázquez, ya que son contemporáneos, pero con sus propio predicamento en la zona sevillana y extremeña e incluso en América donde fueron enviadas algunas obras.
El museo Thyssen de Madrid dedica una completa exposición de artista que abarca desde sus obras de juventud a otras de madurez, incluyendo obras inéditas que nunca han sido expuestas en España: A ello se unen otras obras de artistas barrocos del momento y algunos bodegones pintados por su hijo Juan de Zurbarán confrontando las obras de estos artistas con las del artista extremeño.
Zurbarán es un artista un tanto extraño, se nos presenta como un grandísimo artistas a la hora de realizar obras de tipo místico, tuvo una gran relación con los monjes cartujos, así como a la hora de representar bodegones y todo tipo de detalles inanimados en muchos de sus cuadros. Asimismo es un artista que domina perfectamente las diferentes tonalidades del color blanco, que en sus obras adquiere una gran belleza por la cantidad de matices que podemos encontrar en el mismo.
Pero en cambio hay otras obras en las cuales comete errores de perspectiva, por ejemplo en obras como La Apoteosis de Santo Tomás de Aquino, donde la separación entre el cielo y la tierra está mal resuelta así como los edificios y personajes que aparecen tras la ventana que tenemos en primer plano. Algo parecido observamos en la obra La Virgen de los Cartujos, donde las piernas de la Virgen dan sensación de arrancar desde el pecho y no desde la cadera.
Es decir cuando las personas están en movimiento o hay que desarrollar una obra en perspectiva con cierta profundidad, a Zurbarán se le plantean diversos problemas para poder resolverlo correctamente, de hecho en alguna de sus obras para evitarlo reduce la perspectiva a su mínima expresión, como ocurre por ejemplo en San Hugo en el Refertorio de los Cartujos, una obra perfectamente resuelta con todos los monjes vestidos en color blanco y una gran calidad en los objetos que aparecen encima de la mesa, pero que en la parte derecha cuando se abra a un paisaje urbano vemos cometer a Zurbarán los mismo errores que cometía Francisco Pacheco, maestro de Diego Velázquez, que unía a sus grandes conocimientos iconográficos, sus problema para resolver correctamente la perspectiva en muchos de sus cuadros.
Por eso Zurbarán es un pintor muy destacado por sus bodegones, es decir cuando lo que tenemos encima de la mesa son objetos inanimados que se encuentran en primer plano. En ese aspecto es un pintor maravilloso, con una excelente calidad tanto en el colorido, como en el realismo de los objetos que están representados en la obra, lo cual le une también a Velázquez, un artista que demuestra un especial tratamiento de los objetos con un realismo que podríamos calificar casi de fotográfico, algo parecido le sucede a Zurbarán en este aspecto.
Las fechas programadas para la exposición de Zurbarán en el Museo Thyssen de Madrid es desde el 9 de Junio al 13 de Septiembre de 2015, será sin duda un momento estupendo para ver reunida obra del artista y apreciar obras del autor nunca vistas en España.
San Hugo en el refertorio de los Cartujos |
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