El catálogo sirve como elemento de representación de la institución que lo realiza. Digamos que es como una marca de representación de la institución, una carta de presentación en el exterior de las actividades o exposiciones que se han llevado a cabo en ese Museo, Centro Cultural o Galería.
Será pues la institución encargada de la edición del catálogo la que lleva cabo una labor que incluye a varios agentes culturales para que este se lleve a efecto, Desde el propio artista, pasando por las personas encargadas de escribir los textos, el contenido que debe incluir, la línea argumental, el diseño.
Es decir el catálogo marca en gran parte la línea de actuación del Centro de Arte, es el hecho diferencial respecto a su línea de actuación y a su política de exposiciones.
No es seguro hasta que punto una institución cultural busca una rentabilidad con la edición de un catálogo, indudablemente algunas lo consiguen, pero nos referimos a grandes museos y a exposiciones que generan grandes colas para acceder a ellas. La mayoría de las instituciones sirven para obtener una rentabilidad en cuanto a imagen corporativa, que sea una seña de identidad de ese lugar.
En muchos casos el coste de venta ni siquiera cubre el coste de producción ya que, como hemos dicho, no está hecho para buscar una rentabilidad. Así que en muchos casos suele venderse al coste que ha tenido, incluso en muchos casos, a un precio inferior.
Hay que decidir que es lo que se va a incluir en el catálogo. El comisario de la exposición tiene un papel importante en la elaboración, pero siempre siguiendo las directrices y al política del Museo a la hora de diseñar este tipo de libros. Hay que seguir la línea habitual del Centro de Arte.
El catálogo se edita pensando en el público que asiste a la exposición. La distribución en España suele ser nula o inexistente, aunque hay alguna editorial que se ha esforzado por que esté presente en las librerías más importantes.
Solo en Madrid se editan entre 100 y 150 catálogos anuales, una cifra que puede llegar a los 1000 si abarcamos todo el territorio nacional.
El catalogo a veces tiene una serie de esclavitudes que limitan su utilidad. En muchas ocasiones hay bastante premura para que los textos estén terminados a tiempo. La repetición de los objetos expuestos, la vanidad y la pedantería pseudo intelectual que a veces intenta justificar las obras de arte contemporáneo se dan cita en este tipo de libros
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