miércoles, 3 de diciembre de 2014

Política y medios de comunicación

En esta era del espectáculo en la que nos movemos a diario, la televisión se ha convertido en el mayor fabricante de fugaces estrellas que se haya conocido jamás. Es capaz de motivar y cambiar la idea de la opinión pública con parámetros desconocidos hasta el momento. Salir en televisión significa catapultarse a la fama no por lo que eres ni por lo que representas sino porque tu rostro es reconocible por la calle cuando la gente te mira de forma extrañada intentando asociar imágenes con recuerdos que están guardados en su mente.
Da igual lo que hagas, puedes presentar un programa, asistir como participante buscando un momento de gloria que se prolongue en el tiempo o siendo político intentar aprovechar el momento para tus propios intereses que pueden ser muy legítimos pero que no se apartan de la lucha por conseguir el poder, el mando y sumisión de los demás, sustituyendo ideas por personas con rostro conocido.
Contamos todo esto porque haciendo un repaso de algunos de los políticos que habitualmente asisten a televisión nos encontramos con que cada uno de ellos, antes completamente desconocidos, han encontrado gracias a ella el éxito mediático de su falta de ideas ya que hay gente que se guía por recuerdos más que por hechos y eso significa que esas personas resultan cercanas, de confianza por el simple hecho de salir en televisión, son semejantes a lo que podíamos llamar amigos, confiamos en ellos cuando en realidad lo que se oculta tras ese rostro o tras esa disputa con el adversario de turno es una enconada lucha por ejercer el poder.
Pensaba en patéticos personajes como Antonio Miguel Carmona, al cual podemos calificar como extremista social, que atribuye generalmente todos los hechos históricos de los últimos años al buen hacer socialista y que realmente su falta de consenso y su nula capacidad de entendimiento con un adversario, al que desprecia, hace que puedan temblar las canillas de cualquier persona. Pues este personaje será el candidato del partido socialista a la alcaldía de Madrid, pero no porque sea bueno, ni por sus ideas, sino por el simple hecho de que participa en tertulias de televisión.
Hemos colocado también a Tania Sanchez, miembro de izquierda unida, novia de Pablo Iglesias (la verdad es que es difícil distinguir porque se la conoce) asidua por asistir también a tertulias políticas será candidata al ayuntamiento de Madrid por IU, eso si le permiten hacerlo unos escándalos que han salido los últimos días sobre presuntas adjudicaciones.
Alberto Garzón, otro de los habituales en la tele, este ha conseguido que dimita el coordinador general de Izquierda Unida para presentarse a unas primarias que se supone que ganará, para dar un impulso joven a la formación (es decir para hacerse con el poder absoluto de la misma).
Esas recomendaciones de los asesores de imagen de circular por los platos de televisión (Saálvame incluido) a políticos como Albert Rivera o Pedro Sanchez con la única idea de mejorar su imagen y parecer cercanos a un pueblo que sigue más a pies juntillas lo que la tele le dice y ordena, sin crear opinión propia.
Pablo Iglesias es el mejor ejemplo de todo lo que decimos. ¿Realmente las cadenas de televisión tienen interés en el ideario de Pablo Iglesias?. Estoy completamente seguro que no, no tienen el más mínimo interés. ¿Esta moviendo a las cadenas que le entrevistan la idea de regeneración y cambio en España? Pero que cosas, por supuesto que no. La irrupción de Pablo Iglesias y su partido Podemos tiene mucho que ver con el interés de la audiencia. Pablo Iglesias asiste a las cadenas porque la gente lo ve, en cuanto la audiencia baje un poco no recibirá ni una llamada más en su móvil y será engullido y sustituido por la Belén Esteban de turno, que también tiene su opinión y tan respetable o escandalosa como la de Pablo, un anónimo que puede ser cualquiera de nosotros que de la noche a la mañana y gracias a la televisión se convierta en el nuevo icono mediático del país, el nuevo Chiquito de la Calzada. Son fenómenos sociales efímeros.
Buena prueba de ello es que los dueños de La Sexta lo son también del diario La Razón (por eso Paco Marhuenda sale mucho en esa Tele) lo cual nos da una idea de que los planteamientos políticos importan un mínimo cuando lo que se buscan son beneficios empresariales. 
Todos estos personajes, incluida la madre Sor Lucia, ahora mediáticos pasarán, nadie es eterno en televisión excepto Matías Prats, lo malo es que serán estos rostros los que posicionados ocuparan sus parcelas de poder para, nulos de ideas, decidir sobre los destinos de aquellos que embobados les conocen a través de la televisión y serían capaces de encumbrar a Carmen de Mairena al poder absoluto (si no lo han hecho ya en el pasado).

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