My Bed es una de las obras más representativas de esta artista británica, que presentó esta obra en el año 1998 y se expuso por primera vez en el año 1999, formando parte de la lista de obras nominadas a los prestigiosos premios Turner, aunque no consiguió el premio.
Como podemos ver la obra representa la propia cama desordenada de la artista, una cama sin hacer con un montón de objetos, quizás residuos, basura en muchos casos, representados a su alrededor. Aparentemente la obra no nos dice mucho mas, pero si buscamos más información podemos encontrar que la obra está realizada después de un periodo de depresión de la artista, en la cual ella misma dice que estuvo tentada por el suicidio tras un desengaño amoroso. La propia cama tiene en sus sábanas restos de sus secrecciones y entre los objetos del suelo podemos encontrar algunas de las pastillas que utilizaba contra la depresión y también preservativos y su ropa íntima con restos de sangre, sus zapatillas y un montón mas de detritus. Tony Matelli presento algo más tarde una obra similar titulada Total Torpor de la que hablamos cuando dedicamos un post a lo desagradable en el arte actual.
Claro que lo que debemos preguntarnos es si esto es una obra de arte, el coleccionista el inversor Charles Saatchi debió pensar que si porque pagó por ella 150.000 libras y desde entonces ha revalorizado mucho su valor. Paul Virilio hablando de la valoración de ciertas obras dice que las obras ya no son cotizadas sino "deliradas" y que todo esto ya no tiene que ver con el arte sino con la lógica comercial en el sentido más banal del término.
Pienso que tenemos dos aspectos en los cuales debemos poner el punto de atención. Primero, como decía Duchamp, cualquier objeto es susceptible de convertirse en obra de arte, eso ya lo hizo él en 1917 cuando llevó un urinario a un Museo como obra artística bajo el nombre de La Fuente. Decía Nicolas Bourriaud que la forma de la obra contemporánea se extiende más allá de la forma material, es una amalgama, un principio aglutinante dinámico. En su estética relacional Bourriaud nos recuerda que la participación del espectador se ha vuelto una constante en la obra artística.
Pero la obra en si no está alejada de lo que podemos encontrar en algunas casas, donde la cama solamente se hace una vez cada quince días, justo en el momento en que deciden cambiarse las sábanas. Así que no es para nosotros una imagen tan extraña, tan alejada de la realidad.
Claro que por otro lado surge la idea de lo siniestro y esta llega con la cotidianidad de la artista (como expresa el profesor Fernando Castro Flórez acostumbrados a terribles noticias en los medios de comunicación lo terrible para nosotros no es algo extraño y por tanto hay que detallar las imágenes y en arte a veces llevarlas hasta el extremo), con lo que conocemos de su vida personal, todo ese cúmulo de desgracias que le llevan a que el caos se apodere de su vida y decida contar su historia a todo el mundo a través de uno de sus objetos más personales, en este caso su cama llena de secrecciones, de una vida desperdiciada porque ha perdido momentáneamente su sentido.
Esa estética del caos, del desorden (presente por otras parte en muchas casas actuales donde ropa sucia se mezcla con restos de polvo, basura, papeles sueltos, suelos sin fregar y cocinas a rebosar de platos que ni siquiera se han metido en el lavavajillas) , no se aleja mucho del concepto neobarroco que invade nuestra vida diaria, donde tendemos a buscar en lo cotidiano aquello que resulta diferente y por tanto angustioso para nosotros (Sigmun Freud decía que la esencia de los siniestro no se encuentra en lo desconocido sino en lo familiar que poco a poco se fue tornando extraño). Aquello que forma parte de la vida privada de los demás nos inquieta, mientras que para ellos resulta algo normal. Se trata de la inseguridad que produce lo desconocido. Solo cuando esos secretos salen a la luz causan admiración, a veces incluso sin reflexionar que nosotros mismos también tenemos leones debajo de nuestra cama, pero somos más pudorosos y formales porque al contrario que Tracy Enim decidimos no mostrarlos, son o serán un secreto para el resto de nuestras vidas.
Criticar un obra de arte contemporáneo resulta muy complicado después del espectáculo que cada día nos ofrece la televisión, por eso los críticos tienen dificultades para justificar y separar lo bueno de lo malo, cualquier obra comparada con alguno de los programas televisivos siempre saldrá perdiendo, por eso muchos artistas muestran un afán continuo por llamar la atención, con aspectos extremos que intenten producir una reacción, aunque solo sea de asco y desprecio.
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