Sandro Botticelli. Anunciación |
Una de las escenas que más se han representado en la historia del arte occidental es La Anunciación, escena que protagonizan el Arcángel Gabriel y la Virgen María, en la cual el enviado de Dios pregunta a la Virgen si quiere ser la madre de Dios y ella acepta.
Hay dos cosas que nos llaman la atención de este tipo de escena. En primer lugar en algunos de los cuadros la Virgen se muestra asustada o sorprendida por la presencia que se encuentra en ese momento en la habitación, algo normal. No tenemos más que pensar que pensaríamos nosotros si de repente en nuestra habitación aparece un ángel para hablar con nosotros, seguramente el susto sería tremendo, pues así es como debemos verlo.
En segundo lugar llama la atención la actividad que lleva a cabo la virgen mientras Gabriel se presenta delante de ella, en muchos casos tiene un pequeño atril donde hay situado un libro en el que la Virgen está leyendo. Es decir la Virgen María en su tiempo libre estaba dedicada a la lectura. Hay que realizar varios apuntes sobre esta situación. La Madre de Dios no es una mujer del pueblo, una cualquiera, sino alguien que sabe leer y que practica la lectura de forma constante. No tenemos más que pensar en el índice de alfabetización de la época en Israel, sería un porcentaje muy bajo o ínfimo, pero María sabe leer, la Madre de Dios es una mujer culta y entre otras razones por eso ha sido elegida para este cometido. En los casos en los que aparezca realizando labores propias del hogar o de una ama de casa, suele aparecer en algún lado de la habitación, un libro que sugiere el tema del que estamos hablando.
También observamos como en algún lugar de la pintura aparece una azucena o un pequeño jarrón o búcaro que guarda esta flor de color blanco en su interior. La azucena simboliza la pureza y alude a la virginidad de María en el momento de quedarse embarazada.
Paolo Veronese. Anunciación |
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