La civilización de Tartessos es una de las más extrañas y enigmáticas de las que existen en la antigüedad, se trata de una colonización de fenicios procedentes de Tiro que llegarían a establecerse en la Península Ibérica. Desde aquí se dedicarían al comercio con otras zonas mediterráneas, zonas importantes como Grecia o Etruria serían destinos comerciales de este territorio, rica en minerales y también en productos agrícolas como el aceite o el vino.
Esta civilización se extiende por toda Andalucía, aunque las zonas de mayor desarrollo y donde más restos han sido encontrados ha sido en las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz.
La influencia oriental se puede apreciar en la deidades que están presentes en su panteón y que aparecen en algunas representaciones.
Quizás el ejemplo más representativo de esta civilización sea el Tesoro del Carambolo, conservado en el Museo Arqueológico de Sevilla, cuya entrada es gratuita para españoles, se trata de 21 piezas de oro de 24 kilates que tendrían un peso aproximado de 3 kilogramos.
La figura que nos ocupa se conoce con el nombre de bronce Carriazo y es sin duda una de las piezas más conocidas de la civilización Tartessica, se trata de una pieza realizada en bronce que se piensa pudo pertenecer adorno de un caballo. Esta datada entre el 625-525 a.c Apareció en la ciudad de Camas a solo unos kilómetros de Sevilla y fue hallado de forma casual por el arqueólogo Juan Mata Carriazo cuando recorría un mercadillo de la ciudad del Guadalquivir. Se trata de una representación de la diosa fenicia Astarte acompañada por dos aves cuyas alas se juntan en la cabeza de la diosa. Representa el dominio de la diosa sobre la naturaleza. Esta diosa simboliza el culto a la madre naturaleza, conectada esta idea con la fertilidad, era la patrona de la ciudad de Tiro, también tenía connotaciones relativas a la guerra. Sin duda una de las joyas de esta época y civilización tan desconocida y fascinante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario