miércoles, 22 de mayo de 2013

El Greco para niños


El Greco es uno de los pintores más originales de todos los tiempos y son muy numerosas las influencias que recibe en las distintas etapas de su vida. Ello va a configurar un artista completamente diferente al resto de su época, poco reconocido hasta que fue recuperado por el romanticismo. Un pintor que no para de experimentar llegando, igual que otros grandes como Velázquez o Goya, a componer figuras con unos brochazos muy sueltos, como le ocurrirá en su etapa final, donde no se sabe muy bien si las figuras que pinta son humanas o se asemejan más a fantasmas.
Su lugar de nacimiento marca la parte inicial de su vida, los iconos que encontramos tanto en Grecia como en Turquía estaban a la orden del día en Creta. Puede que venga de ahí esa tendencia suya a alargar los rostros de las figuras, nada que ver con posible defecto visual como en algunas ocasiones se ha especulado. Igualmente de aquí puede venir esa tendencia a dividir sus cuadros en dos o más espacios que tratan de representar el cielo y la tierra o diferentes episodios históricos.
Su salida de Creta solo servirá para enriquecer su pintura, en primer lugar en Venecia, donde su padre le mando a aprender y donde El Greco aprende a utilizar los colores, esos colores llamativos que estarán presentes en su obra a lo largo de su vida, nos referimos al azul turquesa, al verde esmeralda, al amarillo plátano. EN Venecia trabaja con los grandes maestros del momento Tiziano, Tintoretto o Verones se encargan de su formación.
Lo mismo podríamos decir de su paso por Roma, donde tras la muerte de Miguel Ángel, la obra del Florentino inunda el estilo de la época, sobre todo a la hora de representar figuras masivas y con una musculatura muy desarrollada, algo que se verá claramente en los primeros cuadros que realice en España.
A nuestro país llega atraído por la construcción del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, en un momento en que rey Felipe II requiere de muchos artistas para llenar este magno espacio. Hay quien dice que al rey no le gustaba la forma de pintar de El Greco y tras realizar algunas obras en el Monasterio, termina trasladándose a Toledo, donde pasará el resto de su vida recibiendo multitud de encargos tantos religiosos como civiles, ya que era un afamado retratista. Tuvo mucho éxito aunque al morir no dejo mucho dinero, hay quien especula con que lo gasto en fiestas nocturnas, la verdad es que con todos los encargos recibidos no deja mucho en herencia a su familia.
Era un hombre muy culto y poseía una gran biblioteca donde se conservan ejemplares no solo de pintura sino también de otras disciplinas. Su hijo Jorge Manuel fue arquitecto y colaborado en obras tan importantes como la Plaza de Zocodover o el Ayuntamiento de Toledo.
El Greco es una figura clave de la transición entre el renacimiento y el barroco, un manierismo cuya mezcla de estilos e influencias le convierten en un artista único y completamente original.


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