lunes, 3 de diciembre de 2012

Principales elementos del primer románico

El origen de la arquitectura románica parece encontrarse en la zona italiana de Como.
Una de sus novedades es la utilización del aparejo o sillar que se utiliza en todo el templo. Pero la utilización de este sillar hacía que el templo se convirtiera en muy monótono, por lo que decidieron animar los muros con unas bandas, llamadas bandas lombardas que desdienden a los largo de la cabecera cada dos o tres arquillos ciegos prolongados en una pilastra. Hay veces que estas bandas se transforman en columnas y en otras ocasiones se transforman en calles.
Bandas lombardas y arquillos ciegos en la iglesia de San Clemete de Tahull


Por encima de los arquillos ciegos que se encuentran en la tanto en el abside central como en los laterales, observamos frisos decorativos, con esquema de dientes de sierra y dientes de engranaje.
En la zona de Cataluña aparecen iglesias de este tipo aproximadamente en el siglo X, este tipo de iglesias no son solo comunes a la zona Italiana o Española, sino que se extienden como algo común a toda Europa.
Este estilo llegaría a Cataluña por mar, teniendo relación tambien con zonas alemanas, con la Provenza francesa, regiones estas donde también se desarrolla el primer romnánico.
Hay una figura importante en esta zona catalana, se trata de un abad de la orden cluniacense, el Conde Oliba (970-1046), que asume el poder político, religioso y cultural de la zona. Su vocación religiosa fue tradía, fue nombrado abad del Monasterio de Ripoll en 1008, siendo nombrado Obispo de Vic en 1018, su labor intenta defender el patrimonio eclesial, viajó en dos acasiones a Roma. Una de sus pretensiones fue restaurar viejos templos para adecuarlos a la nueva estética románica.
Las reliquias están unidas a la fundación de estos templos románicos y con ellas los espacios para albergarlas. Oliba se da cuenta de la atracción de las reliquias e intenta hacerse con las más posibles.
Las cabeceras de los templos se desarrollan bastante, incorpornado varios absides, también algunos incorporan un crucero. Al interior altas y esbeltas bóvedas. Tanto tribunas como fachadas ganan en importancia.
Cabecera de la Iglesia de Santa María de Ripoll


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