miércoles, 24 de octubre de 2012

La mujer barbuda de José de Ribera


José de Ribera es un artista con tendencia a exagerar las situaciones, a llevar al extremo el tema que está tratando, bien sea la vida o el martirio de un santo, cuadros estos últimos donde es conocido por su extrema crueldad y realismo, fruto de su aprendizaje dentro de la escuela española, suavizado con su traslado a Italia donde tras pasar por Roma se instalará definitivamente en Napoles desde donde realizó muchísimas obras tanto para clientes españoles como italianos.
Piensa que el tema que se nos planeta incluso puede convertirse en algo divertido de explicar. Como vemos en la obra nos encontramos a una mujer que parece acaba de dar a luz hace poco tiempo, sabemos que es una mujer porque podemos ver que saca uno de sus pechos para dar de mamar al niño. Algo extraño si obervamos la cara de esta señora con ese rostro barbudo y descuidado. La enfermedad que sufre está descrita en la parte derecha del cuadro, allí se indica que alguna mujeres después del parto, mientras su cuerpo se regulariza, segregan hormonas masculinas en exceso, lo cual les provoca la aparición de vello en algunas zonas que hasta entonces no tenían, como por ejemplo la barba o el pecho.
Lo que ocurre es que José de Ribera lleva hasta el extremos está situación, de manera que lo que ha representado es directamente un hombre, no una mujer a la que le está saliendo pelo en estas zonas indicadas, tanto que el dibujo del pecho parece forzado en el pecho de ese hombre.
Es muy curiosa también la cara del esposo situado en la parte posterior del cuadro, como mira al espectador con una cara de incredulidad, no explicándose muy bien lo que está sucediendo y de aceptación dando por hecho que es una circunstancia con la que tiene que convivir, aunque no sea de su agrado.
Todo ello en un ambiente de claroscuro barroco, tan típico de estos primeros años de la pintura barroca española con ese foco de luz que ilumina en este caso la zona de la cabeza del niño y el brazo derecho de la madre, dejando en penunbra el resto de la obra. 
Este claroscuro lo abandonará Ribera una vez que se establezca en Italia.
La obra se conserva en el Palacio Ducal de Medinaceli en Toledo estando fechado en 1531.

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