La artista de origen etíope aunque afincada en Nueva York Julie Mehretu se presenta como una de las grandes pintoras contemporáneas. No solo ha llamado la atención por la calidad y el discurso que podemos observar en sus obras sino también por el alto precio que han alcanzado en su precio de compra o en alguna subasta.
Tenemos la oportunidad en España de contemplar su primera retrospectiva en el Centro Botín de Santander, aunque ya pudieron verse obras de la artista en la exposición Barrocos y Neobarrocos celebrada en Salamanca en el año 2005 o una exposición individual que el MUSAC de León realizó en el año 2007.
Quizás podríamos comparar las obras de Julie Mehretu con algunas pinturas que los hombres primitivos realizaban en las cavernas, llenas de símbolos o de líneas de todo tipo que muchas veces nos resultan difíciles de interpretar. No conocemos datos acerca de sus rituales o creencias religiosas y puede que muchos de ellos estén asociados con estos temas.
La primera impresión que tenemos al ver una de las obras de Julie Mehretu es que nos encontramos ante un paisaje donde el caos se ha convertido en el rey. Líneas, vectores, diagramas, formas orgánicas se mezclan con líneas rectas, curvas, que se mezclan con la arquitectura en lo que podríamos describir como un paisaje contemporáneo donde la figura del hombre se muestra como algo efímero e insignificante.
Quizás ese caos al que aluden sus obras sea uno de los signos de nuestro tiempo. Solo tenemos que escuchar las noticias en la radio o en la televisión. La mayoría de ellas aluden a desgracias (casi siempre ajenas) que han causado muertos, heridos provocados por guerras, terrorismo o desastres naturales. Existen pocas noticias positivas y la mayoría de ellas son descorazonadoras. Ese es un aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de contemplar una de sus obras. La catástrofe es uno de los signos de nuestro tiempo.
Ella misma alude a que las revueltas sociales surgidas después de la crisis que tuvo lugar en el año 2008 provocaron en su obra un cambio en la forma de pintar, pasando del color a las tonalidades en blanco y negro, como sabemos mucho más oscuras y pesimistas respecto al comportamiento humano.
Sus obras aparecen de esta manera como auténticos mapas en los cuales observamos dos vertientes: por un lado la relación de la artista con sus propio pasado, por otro lado la actitud que mantiene frente al mundo. En ellas se dan cita el dibujo y la pintura donde se mezclan sucesos de la historia contemporánea y recuerdos de la propia artista.El caos se vuelve orden cuando se revisita el pasado y se observa desde la perspectiva del tiempo.
Tres elementos tienen una gran importancia en su obra. En primer lugar el dibujo como el elemento vertebrador de la obra, con múltiples influencias. Por otro lado la arquitectura, edificios que se muestran ligados a las estructuras de poder, de los cuales podemos observar sus planos. Por último la resistencia, como las minorías se resisten pero al final acaban por rebelarse, migraciones o asociaciones que en muchos casos son provocadas o terminan en una guerra.
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