Durante las últimas semanas hemos dedicado varias entradas a algunos artistas que realizan figuras hiperrealistas y que tienen la escultura como disciplina de trabajo. Se trata de escenas que no dejan indiferente al espectador porque los materiales utilizados y el trabajo del artista permite contemplar figuras que fácilmente pueden confundirse con un humano real. El color de la piel, las arrugas, los gestos, los añadidos nos llevan a la confusión y nos despistan cada vez que las contemplamos. Artistas como Ron Mueck o Patricia Piccini forman parte de esta serie.
Hoy es el turno de Tony Matelli, un artista norteamericano nacido en Chicago en el año 1971 que vive y trabaja en New York, en esta ciudad se graduó en Bellas Artes. Le ha acompañado la polémica en alguno de sus trabajos debido al hiperrealismo de sus obras y a la provocación que trata de que el espectador reaccione ante ellos.
En su obra encontramos representaciones humanas, pero también animales, plantas y objetos de uso cotidiano. Es curioso que este artista suele trabajar con materiales metálicos para muchas de sus obras, el bronce por ejemplo es uno de ellos, materiales que son coloreados con aerografo para darle después esa apariencia natural.
La crítica social es algo inherente a su trabajo, se trata de obras que nos hablan en muchos casos de normas de comportamiento que pueden ser alteradas. En un mundo dominado por el individualismo y las apariencias de cara a la aceptación social, Tony Matelli nos muestra problemas internos que nos desvelan cuan vacíos se encuentran esos personajes despojados de ayuda y tratando de ocultar sus debilidades. En un mundo en el que parece que está todo delimitado y fijado, sus figuras tratan de mostrarse tal como son, con sus múltiples defectos, lejos de una realidad en muchos casos rutinaria.
Por ejemplo en su obra Total Torpor, Mad Malaise, que fue mostrada en España por primera vez en el año 2005, se aprecia una figura posando como si fuera una odalisca, pero con múltiples defectos en su cuerpo del que destacan varias protuberancias que convierten la figura en altamente desagradable, al tiempo que unas latas de cerveza se encuentran a sus pies como símbolo de consumo.
Josh es una de sus obras más conocidas, se trata de un joven flotando o levitando que se encuentra perfectamente vestido, con los pies descalzos y mirando el cielo de forma perdida, como si estuviera tratando de elevarse concentrándose en un punto, cosa que parece estar consiguiendo.
Sleepwalker es otra de sus series que representa a varios personajes sonámbulos que desfilan en ropa interior y que, en principio fueron situados en el exterior de un recinto universitario en la Universidad de Wellesley donde estudian 2.300 mujeres, ya que no es una universidad masculina. La obra generó una fuerte polémica, quizás por su forma de vestir, en un puritanismo sin duda fuera de lugar.
Como podemos apreciar sus obras no dejan indiferente al espectador, lo cual es muy bueno y una de las finalidades del arte contemporáneo y en este caso trabajando con escultura hiperrealista.
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