Siempre se ha extendido el falso mito que de comprar arte hay que verlo no solo como un objeto que pueda decorar la casa o formar parte de una colección, sino como una inversión que se revaloriza con el tiempo y que vale más cuanto más tiempo pasa, pro nos quedan ciertas dudas sobre ello que vamos a tratar de desarrollar en este post.
Hugo Alonso RecII |
Invertir en lo que llamamos arte emergente puede salir bien o estrepitosamente mal, en primer lugar debemos definir el arte emergente como gente joven que comienza su carrera artística y cuyos precios pueden oscilar entre los 3000 y 5000 euros. Muchos de estos artistas emergente no superan la barrera de una primera exposición en una galería y si tienen una segunda será dos o tres años más tarde, de cada cinco artistas jóvenes que expone una galería solo uno tendrá una nueva exposición dos años mas tarde, con lo cual cuatro se quedan por el camino, si hemos invertido en alguno de ellos, tendrán que buscar una nueva galería y una nueva oportunidad para poder volver a exponer, nuestra obra por tanto no encontrara mercado en caso de que queramos sacarla a la venta.
Última subasta record de Picasso, mujeres de Argel |
Otra cosa muy distinta es comprar una obra de uno de los grandes y ahora me refiero a aquellos cuyos nombres salen de forma recurrente en las subastas de arte porque han batido el record de venta, me refiero a nombres como Picasso, Monet, Van Gogh Gaugin, Giacometti y otros muchos artistas situados a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en ese caso si estamos haciendo una inversión mas que comprando una obra. Indudablemente esta opción no se encuentra al alcance de todo el mundo, que digo, ni siquiera de unos pocos.
Son muy pocos los artistas que pueden vivir exclusivamente del arte, en una de los últimos estudios, solo en España, el número no llegaba a 100, muchos llamados artistas tienen que compaginar su vocación con otra profesión, en muchos casos relacionada con la docencia o con el diseño. Claro que tenemos al artista "marca" ese que solo con su nombre es capaz de vender cualquier cosa que haga sea buena o mala, quizás el mejor ejemplo en la actualidad es el artista inglés Damien Hirst, conocido por meter tiburones y otros animales en formol y también por sus diferentes series sobre píldoras y mariposas, creadas en un taller como el que podía tener cualquier artista cargado de encargos en época barroca. El debate aquí es como calificar la obra frente al nombre del artista que abriría todas las puertas posibles y que por ahora se revaloriza. Aunque como decía algún crítico el mejor sedimento para conocer el verdadero juicio de una obra es el tiempo y ya veremos que pasa con Hirst dentro de 100 años, quizás no llegue a ser el nuevo Picasso, sino solo una gran operación de marketing.
Uno de los tiburones en formol de Damien Hirst, abanderado de los Young British Artist |
Justo antes de la crisis muchos de los museos de arte contemporáneo invertían en arte y creaban unas colecciones que iban aumentando cada año jaleados por unas galerías que veían un negocio fácil, en vez de trabajar el coleccionista privado. ¿Que pasaría si alguno de estos museos trataran de poner esas obras en el mercado para hacer dinero? Pues en nuestra opinión la gran mayoría no saldrían de los almacenes, quizás algún artista con mucha demanda y poca producción y quiero pensar en la Etíope Julie Mehretu, por poner un ejemplo, pero pocos mas se me ocurren en una situación similar. La mayoría de estos artistas están vivos y se puede conseguir obra con facilidad, en muchos casos hasta por ebay.
Voy a dar un ejemplo real, conocí un constructor en una inauguración de la única exposición que en España se hizo de la artista Suling Wang, concretamente en la Galería Soledad Lorenzo, esta persona pago por el cuadro una cifra cercana a los 26.000 euros. ¿Que pasaría si por problemas económicos quisiera desprenderse de ella? Pues pensamos que tendría muchas dificultades, la galería ha cerrado con lo cual ya no se la puede comprar, la galería de esta artista está en Londres y aunque siempre tenderá a mantener el precio de la artista no pensamos que quiera recomprar este tipo de obra porque tiene material de sobra para ofrecer a sus clientes, es complicado llegar a otro coleccionista, el mercado del arte no funciona de esa manera, hay otros canales en los cuales se prefiere una obra nueva a una obra usada, por ultimo no pensamos que Suling Wang (con respeto) haya revolucionado o piense revolucionar la historia del arte contemporáneo, con lo cual esa inversión se encuentra en un ángulo muerto.
Julie Mehretu |
Por todas estas razones pensamos que la inversión en arte es un falso mito para crear mercado pero que la realidad es que no existe el mercado cada vez que se quiera vender una de las obras que hemos adquirido en una feria o una galería de arte. Se trata de una inversión perdida o quizás no, si conseguimos que por lo menos sirva para decorar el salón de nuestra casa, siempre haciendo juego con el ambiente general.
Una de las obras de la artista Taiwanesa Suling Wang |
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