El papel que juegan los medios de comunicación en la sociedad actual tiene gran importancia en nuestra vida diaria. Ávidos de información estamos deseosos y ansiamos conocer nuevas noticias, bien a través de las señales horarias que nos indican la hora en punto o bien gracias a nuevos instrumentos como las redes sociales, que nos acercan un poco más tanto a héroes como a personajes que nos resultan conocidos o a los que llamamos amigos.
La imagen del artista Michael Najjar revela muy bien el ambiente en el que actualmente se mueven muchos medios de comunicación, se trata de una periodista que está tratando de obtener información de primera mano y, como vemos, la forma de conseguirlo, es acostarse directamente con uno de los soldados que participan en el supuesto enfrentamiento. Esto nos revela dos situaciones que se producen en el contexto actual. En primer lugar la importancia de las noticias, curiosamente de las malas noticias, de aquellas que incluyen la palabra desastre, destrucción, muerte, caos, desgracia. Las noticias están basadas en la repulsión mucho más que en la seducción. Hemos apartado las noticias positivas de nuestra vida diaria y estas han sido sustituidas por otras que sentimos como lejanas. Lo cruel, que era aquello que no queríamos ver, como decía Platón, se ha convertido actualmente en un espectáculo. Cada vez nos afecta menos el número de muertos que se producen en cualquier enfrentamiento o desastre natural, lo consentimos con tal de que no nos influya a nosotros directamente, mientras los afectados sean otros todo esta bien y es correcto, ni siquiera es tema de conversación, deglutimos desgracias igual que comemos un filete de ternera, de hecho son creo cosas que podemos hacer al mismo tiempo[1]. La insensibilidad se ha adueñado de nuestra sociedad, cualquier cosa es válida con tal de llamar la atención durante unos pocos segundos, una muerte en directo puede ser un buen ejemplo, camuflada bajo el lema de que puede herir la sensibilidad o a estas alturas ni siquiera eso.
Por otro lado o en segundo lugar nos llama la atención la precariedad con la que muchos periodistas se enfrentan a su trabajo. Hemos podido escuchar como fotógrafos de guerra o corresponsales de guerra acuden a lugares de enfrentamiento en unas penosas condiciones laborales. Muchos deben ofrecer noticias impactantes, diferentes, llamativas con tal de que el gran grupo periodístico les compre la noticia. Por tanto estos profesionales con contratos precarios y sueldos miserables deben hacer todo lo posible porque su noticia sea mejor que las demás, porque en caso contrario se quedan sin la compra y sin el dinero necesario para sobrevivir, pese a estar arriesgando su vida por ofrecer información de primera mano. Esto conecta muy bien con la imagen que estamos viendo.
Todo ello nos lleva a la manipulación de la información y teorías de la conspiración. Manipular la información es algo que los grupos poderosos o los grandes grupos de comunicación realizan a su antojo, sesgando información o informando a medias dependiendo de su interés. Vamos a fijarnos en la que ha sido denominada como la primera gran obra de arte del siglo XXI[2], la destrucción de la Torres Gemelas en Nueva York. Seguro que recordamos como el día del atentado las televisiones de los medios occidentales mostraron a una mujeres árabes en actitud de celebración de lo que parecía un triunfo al caer uno de los emblemas de la cultura capitalista occidental. Pero poco tiempo después nos enteramos de que esas imágenes no correspondían al día de la destrucción de las torres sino que fueron grabadas unos años antes con motivo de una victoria, por supuesto parcial, en algún otro atentado o pequeña escaramuza. ¿Cual es la pretensión de la televisión al mostrar al mundo occidental esas imágenes? Se trata sin lugar a dudas de un burdo ejercicio de manipulación en busca de la animadversión contra un nuevo enemigo que sustituya al que en ese momento parecía pacífico.
Por otro lado existen numerosas teorías conspirativas respecto a este atentado que pueden leerse y que no tienen porque ser ciertas pero que se hacen preguntas que ayudan a creer que todo esto parece una manipulación. Y es que a veces la vida de unos pocos miles de personas no importan en pos de un interés superior, como pueda ser tener controlada a la población, recortar sus derechos y libertades, o, como ya hemos dicho, crear un nuevo enemigo.
La batalla de la propaganda es también como una guerra y hay que saber ganarla, cada grupo o medio lo hace a su manera, pero el que consigue tener el favor de la mayoría de la población tiene mucho ganado. Un ejemplo claro lo tenemos entre Israel y Palestina, donde los primeros han renunciado a una batalla perdida porque los palestinos tienen ganada esa guerra desde hace muchos años, por su parte los israelíes pasan de los medios pero mantienen sus objetivos claros.
Los medios de comunicación actualmente recuerdan a la Iglesia en tiempos pasados, por ejemplo pensemos en las epidemias de peste o cualquier otra enfermedad y como estas podían atribuirse no a la falta de higiene, sino al mal comportamiento o la moral laxa de una determinada comunidad. Nuestra sociedad necesita siempre un culpable, para cualquier tipo de situación, da impresión de que no estamos tranquilos hasta que no lo tenemos, hasta que no nos ofrecen una explicación válida para una situación concreta, algo que nos ayude a no reflexionar, a no pensar por nosotros mimos. Es que era maltratador, era pederasta, se drogaba, era gordo y seboso, cualquier tontería vale para explicar el porqué. No digamos a un nivel superior donde buscamos a Osama Bin Laden o a quien sea el hacedor de cualquier tipo de desgracia que afecte a la sociedad occidental.
Es el tiempo que nos toca vivir, pero debemos ser inteligentes, no conformistas. Buscar la verdad es complicado, pero tras tanta información que cada día se nos sirve desde tantos medios[3], debemos darnos cuenta de como estamos tremendamente manipulados[4]. Solo necesitamos un poco de reflexión, pararnos ante una obra como la que nos ofrece Michael Najjar y sacar nuestras propias conclusiones, no aceptar las que ya nos dan por hechas.
[1]"Un mundo donde la comunicación vierte noticias carentes de acción, no sucede nada, todo está ahí sin consecuencias. Lo real absorbe, confunde los términos y potencia lo que quiere expresar y lo contrario" Mario Perniola. El futuro de la Ilusión: acción artística, comunicación patafísica. Revista Archipielago Nº 79 Pag 39-51
[2]Fue el compositor Karl Heinz Stockhausen el que la denominó de esta manera. La poderosa atracción del horror encarna aquello que de sublime tiene el arte contemporáneo.
[3]Aldous Haxley afirmaba ya en 1935 que al proliferar el acceso a la información y aumentar paulatinamente el número de escritores o de personas dispuestas a serlo, el resultado es que crece la producción de escoria de manera que es la más grande que ha existido en la historia y así seguirá siendo, mientras la gente siga consumiendo las desmesuradas cantidades de material de lectura gráfico y sonoro que se consumen hoy.
[4]"Hace poco leí una noticia muy curiosa: se iba a crear en Estados Unidos una oficina de mentiras para esparcir rumores intencionados que beneficiaran, por ejemplo, la lucha contra el terrorismo. Al día siguiente salió un desmentido oficial sobre la creación de semejante agencia. Entonces muchos pensamos que esa había sido la primera tarea de la central de creación de mentiras, decir que no existía." Fernando Sabater. Los 10 mandamiento del siglo XXI. Randon Hause Mondadori. 2004
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