No suele este ser un tema muy representado en la iconografía tradicional sino momentos antes o después del mismo, ya que encontramos a veces a Jesucristo todavía con ropa o ya crucificado mientras los soldados romanos se juegan su vestido a los dados.
Imagen de Jesús Despojado. Salamanca |
Así lo apreciamos por ejemplo en El Expolio de El Greco donde se representa justo el momento antes de que le quiten las vestiduras a Jesús, cuyo manto de color rojo carmín destaca sobre el resto de ropas que llevan los personajes incluidos en el cuadro, donde encontramos desde gente que le insulta a personas que están preparando la cruz, las Tres Marías o como es costumbre en El Greco incluir personajes de la época acompañando a Jesús en el momento de la escena.
Mucho más popular en la iconografía barroca era la representación del Ecce Homo frente a este tipo de imagen que mantiene el pecho descubierto y todavía mantiene la túnica en los brazos y en los pies. Lo bustos de Ecce Homo, junto con los de la Dolorosa, se hicieron famosos para conventos de clausura y fueron realizados en el siglo XVIII por el escultor Malagueño Pedro de Mena.
La imagen que tenemos en la fotografía tiene influencia de Pedro de Mena, en la delicadeza corporal de la figura, en la manera ordenada que la sangre cae por el pecho de la figura y en la boca entreabierta y la ondulación de las cejas que le otorga esa mirada tan especial, perdida, como si aceptara su destino, igual que hacía El Greco con algunos de sus personajes como por ejemplo en la obra Cristo abrazando la Cruz.
Mantiene como podemos apreciar la cuerda que han utilizado para tirar de El mientras transportaba la cruz y porta en su cabeza una gruesa corona de espinas, que recuerda otra tan grande como la que utilizó Juan de Mesa para la escultura de Jesús del Gran Poder que desfila en la Madrugada del Jueves Santo por las calles de Sevilla.
Al despojar a Cristo de su ropa se le despoja de su dignidad, para crucificarlo desnudo con lo que ello supone de desprecio y vergüenza para el condenado. La imagen del despojado, más representada en Andalucía, cuya hermandad desfila en Sevilla desde la década de los treinta tiene su réplica salmantina desde el año 2012, una bellísima imagen que nos muestra la vigencia de la iconografía barroca en la actualidad.
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