Murillo puede sea el pintor más delicado de todo el barroco español. Era más joven que Velázquez o Zurbarán y los citamos porque al igual que estos maestros su formación tuvo lugar en Sevilla donde Murillo desarrolló su carrera artística con bastante éxito y múltiples encargos eclesiásticos.
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Si por algo es conocido y llegó a hacerse famoso Bartolomé Esteban Murillo es por sus pinturas de la Virgen Inmaculada, una Virgen en pleno ascenso ayudada por varias figuras de angelitos, vestida con un traje blanco y un manto azul movidos por el viento y pisando la media luna en una tradición típica del catolicismo hispano. Varios ejemplos magníficos de este tipo de Virgen pueden contemplarse en el Museo de Bellas Arte de Sevilla
Pero Murillo no solo destaca por el mérito de su pintura religiosa, que es mucho, sino por la maestría que muestra en los últimos 20 años de su vida. Realizará varias escenas de tipo popular que nos muestran una nueva dimensión de un pintor que quiere salirse de su rol habitual para ofrecernos una visión nuevo de su quehacer pictórico. Nos referimos a pinturas como los Niños Comiendo Fruta o los Niños jugando a los Dados, Muchachos comiendo uvas; una manera de ver la realidad que elude lo trágico y busca el lado más amable de la realidad, iniciando un atisbo de crítica social que interpreta la vida callejera con una personalidad abierta, sin amargura ni dolor, pero denunciando al mismo tiempo ese tipo de situación.
Tengamos en cuenta la gran epidemia de peste negra que sufrió la ciudad de Sevilla en 1649 donde el 47% de la ciudad falleció, hablamos de una cifra de 60.000 muertos. Muchos niños quedaron huérfanos y en unas condiciones de vida que les conducía a sobrevivir de cualquier manera en la que fue una de las ciudades más populosas de Europa en esa época.
Tengamos en cuenta la gran epidemia de peste negra que sufrió la ciudad de Sevilla en 1649 donde el 47% de la ciudad falleció, hablamos de una cifra de 60.000 muertos. Muchos niños quedaron huérfanos y en unas condiciones de vida que les conducía a sobrevivir de cualquier manera en la que fue una de las ciudades más populosas de Europa en esa época.
Podríamos citar como características de la pintura de Murillo su amabilidad en las escenas de tipo doméstico, la Sagrada Familia del Pajarito puede ser un buen ejemplo, la ternura familiar de comerciantes y banqueros, las escenas de tipo popular tan comunes en la pintura sevillana del siglo XVII, sus pilluelos callejeros jugando o comiendo. Es un gran pintor, sensible y refinado, sometido a la limitación de encargos eclesiales, sabe superar esa faceta para cultivar la pintura de género. Es junto a Velázquez el más moderno de los pintores de su siglo.
Sus obras se difundieron fuera de España siendo un artista español reconocido en Europa en su época, quizás el único junto a Diego Velázquez.
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