Velázquez no es solo un buen pintor, que domina la técnica y sabe representar los objetos y personas con suficiente realismo, sino que también es un artista que sabe adelantarse a lo que se hacía en su época, anunciando otros estilos artísticos que llegarán muchos años más tarde como ocurre con el impresionismo. Algo parecido le sucederá a Francisco de Goya que saliiéndose de la norma de sus coetáneos será capaz de anunciar con sus obras y concretamente con sus pinturas negras lo que después veremos en muchos cuadros expresionistas.
Velázquez realizó varios retratos de bufones durante su estancia en la corte, dotando a algunos de ellos de una dignidad que les había sido arrebatada debido a su condición física o mental. Él nos los muestra realizando actividades que nada tienen que ver son su función de divertimento cortesano sino, en ocasiones, enfrascados en tareas intelectuales que incluyen la lectura u otras actividades.
Pero en el caso que nos ocupa y que nos interesa está representado uno de estos bufones Pablo de Valladolid, el cual realmente parece estar posando para el pintor. Pero en esta obra no es importante el retrato, ni la forma de vestir, ni la actividad que realiza, ya que lo verdaderamente importante es la referencia espacial que tenemos en el cuadro, porque esta no existe, si nos fijamos no existe una línea que nos indique donde termina el suelo y donde comienza la pared, dando la sensación de que el pintor ha eliminado la tercera dimensión absteniéndose de representar la profundidad. Consciente de ello el propio Velázquez va a incluir en la obra la sombra de las piernas del bufón, que nos servirá como referencia espacial, para hacernos una idea de la que figura no esta flotando en el aire.
Algo parecido le sucede a Manet 200 años más tarde, cuando realiza su pintura que representa un flautista. Manet siempre estuvo muy atraído por la pintura española y concretamente por Velázquez y cuando realiza esta obra es bien seguro que tiene presente la realizada por el genio sevillano, ya que conocía la misma y las características técnicas y recursos que emplea son los mismos, ausencia de profundidad y referencia espacial y una ligera sombra en los pies que es la que nos ayuda a situarnos y crear una pequeña colocación de la figura del muchacho en el espacio.
Así que como ya hemos dicho mas de una ocasión, Velázquez no es solo buen pintor sino que es un artista que con esta obra o con los paisajes de la Villa Medici, sabe adelantarse a los pintores de su época para ir más allá, 200 años más allá.
Aunque ya sé que tienes muchos reconocimientos, he querido dejarte un dardo en Línea Serpentinata como muestra de mi admiración por tu trabajo. Cuando quieras puedes pasar por allí y recogerlo. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Gonzalo por la cita, ha quedado genial no solo mi cita sino cada una de los blogs que recoges en tu página. Un saludo y seguimos adelante.
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