Ya habiamos visto en este blog como se representaba la imagen de la Virgen Inmaculada según la escuela castellana de Gregorio Fernández. Como tiene ciertas variaciones vamos ahora a estudiar el modelo andaluz en la figura de "La Cieguecita" obra realizada por Juan Martínez Montañes que se encuentra en la Catedral de Sevilla.
A diferencia del modelo castellano, la Virgen de Juan Martínez Montañés da impresión de ser una joven de unos veinte años frente a la extrema juventud de la de Fernández.
Es una figura que huye del frontalismo,comparábamos la virgen castellana con un militar en posición de "firmes", pero en esta figura se nota más movimiento. En primer lugar en las manos no están delante del pecho sino que se muestran ladeadas aunque esten juntas de forma muy delicada. Lo mismo ocurre con el traje que lleva que no cae de forma perpendicular sino que se recoje sobre el brazo izquierdo creando una forma curva que le da cierta gracia a la figura y le genera la sensación de movimiento. A ello se añade que la pierna izquierda esta adelantada descansando todo el peso en la pierna derecha
El cabello, peinado con raya al medio cae sobre los hombros de la Virgen.
La mirada es baja (la figura está pensada para estar colocada más alta que el espectador), de manera que cuando la miras está invitando al acercamiento y la meditación. Baja la mirada en un símbolo de humildad, para no mirar de frente a nadie. Los ojos están medio cerrados, por eso la figura ha merecido el nombre de "La cieguecita".
La obra está fechada en el año 1628. La policromía es de Francisco Pacheco (maestro de Diego Velázquez) y Baltasar Quintero.
A diferencia del modelo castellano, la Virgen de Juan Martínez Montañés da impresión de ser una joven de unos veinte años frente a la extrema juventud de la de Fernández.
Es una figura que huye del frontalismo,comparábamos la virgen castellana con un militar en posición de "firmes", pero en esta figura se nota más movimiento. En primer lugar en las manos no están delante del pecho sino que se muestran ladeadas aunque esten juntas de forma muy delicada. Lo mismo ocurre con el traje que lleva que no cae de forma perpendicular sino que se recoje sobre el brazo izquierdo creando una forma curva que le da cierta gracia a la figura y le genera la sensación de movimiento. A ello se añade que la pierna izquierda esta adelantada descansando todo el peso en la pierna derecha
El cabello, peinado con raya al medio cae sobre los hombros de la Virgen.
La mirada es baja (la figura está pensada para estar colocada más alta que el espectador), de manera que cuando la miras está invitando al acercamiento y la meditación. Baja la mirada en un símbolo de humildad, para no mirar de frente a nadie. Los ojos están medio cerrados, por eso la figura ha merecido el nombre de "La cieguecita".
La obra está fechada en el año 1628. La policromía es de Francisco Pacheco (maestro de Diego Velázquez) y Baltasar Quintero.
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