Pese a que las pinturas mas conocidas de Goya son aquellas que no representan temas religiosos, bien sean retratos o esas famosas escenas expresionistas realizadas en los últimos años de su vida, tenemos también algunas obras religiosas del artista en las que podemos apreciar su gran calidad a la hora de realizar estos temas.
La obra que hoy nos ocupa es una representación de Cristo crucificado que fue realizada por Goya para solicitar su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Había realizado algún intento anterior y la actitud clásica de los componentes del tribunal había hecho que la obra fuera rechazada. Quizás por eso en este nuevo intento había que presentar una obra más atemperada, que fuera más del gusto clásico de los académicos.
Puede ser esta la razón por la que represente un Cristo que no tiene sensación de sufrimiento, simplemente mira al cielo quizás preguntando al Padre el porqué de su abandono. Para ello influye mucho la peana sobre la que se apoyan los pies y que hace que la figura evite la falta de oxígeno como consecuencia de la gravedad. Eso hace que el Cristo parezca tranquilo incluso que sea capaz de crear un pequeño contraposto con los pies.
También el Cristo se encuentra limpio de sangre, aunque ahora hablaremos de las influencias que tiene la obra parece inspirarse en obras andaluzas como el Cristo de los Cálices realizado por Juan Martínez Montañés y conservado en una de las capillas de la Catedral de Sevilla.
Anton Rafael Mengs Cristo en la cruz |
Parece que el cuadro en el que se inspira fue realizado por Anton Rafael Mengs con la diferencia de que Goya elimina el paisaje y se acerca más a Diego Velázquez en la representación del claroscuro, oscureciendo el fondo e iluminando la figura. El modelo en el que se inspira también tiene que ver con el creado por Francisco Pacheco y que servirá a la iconografía andaluza de la que Velázquez será su máximo representante. El genio sevillano realizó dos figuras de Cristo Crucificado uno de ellos muerto, quizás el más conocido, y otro vivo, ambos conservados en el Museo del Prado y muy similares al que realiza Goya para su ingreso en la academia.
Cristo en la cruz. Diego Velázquez |
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