Tengamos primero en cuenta que una bóveda es el cubrimiento de un edificio, el cierre que separa nuestra vista de la del cielo cuando estamos en el interior de un edificio y miramos a la parte superior.
Para conocer el origen de la bóveda de crucería debemos situarnos a finales del siglo XII, en el momento de transición entre el románico y el gótico, en ese momento es cuando empieza a utilizarse un nuevo tipo de arco que sustituye al de medio punto que fue el más usado durante época románica, nos referimos al arco apuntado, un arco que permite una elevación mayor y que será el más usado durante la época gótica.
Así que el origen de la bóveda de crucería está en el arco apuntado, ya que una bóveda de este tipo surge de cruzar dos arcos apuntados, lo cual crea una clave o punto central donde se encuentran los arcos. Las aristas de los arcos pueden están reforzadas con nervios, lo cual ocurre en muchos edificios, siendo recogido el peso de estos nervios por columnas o apoyados directamente en el pilar.
Este tipo de bóveda va a evolucionar cuando pase el tiempo dando origen a otras ya en el siglo XV y que se irán complicando en el siglo XVI, se trata de multiplicar el número de claves que tiene la bóveda (en un principio con dos o cuatro claves más pero pronto pueden llegar a tener hasta 20 claves), hemos apuntado que una bóveda de crucería tiene una sola clave, pero si se añaden más y comienzan a unirse con diferentes nervios tendremos bóvedas estrelladas que se usan sobre todo a finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI. Terceletes, lineas diagonales que unen las claves y combados, formas curvas uniendo las claves de la bóveda estrellada son algunos de los elementos que forman parte de estas bóvedas que mantienen una clave central al igual que las bóvedas de crucería que son su origen.
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